Un género local con el que aspirar a la universalidad
Un público fiel abarrota los recitales de bilbainadas
La nostalgia, la ironía y la observación curiosa de la realidad. Todas estas notas suenan en un género musical que a muchos les evoca el Bilbao de otra época, pero que sigue contando con un público muy fiel y con nuevas composiciones que abordan asuntos contemporáneos de la villa, como el Bilbao Basket o el Guggenheim. A mediodía de ayer no cabía ni un alfiler en la carpa que acoge el tradicional recital de bilbainadas de cada día de la Aste Nagusia, en la Pérgola del Parque de Doña Casilda. El millar largo de sillas disponibles se hallaba ocupado y parte del público tarareaba y aplaudía las canciones de pie. Hoy se espera una afluencia todavía mayor, ya que se celebrará la entrega de galardones del concurso anual de este género.
Xabier Zamudio, de Irrintzi, quiere que las bilbainadas lleguen a los niños
"Las bilbainadas son internacionales. Se cantan hasta en Buenos Aires". Pedro María Pina, nacido hace 61 años en el barrio de Rekaldeberri defendía la universalidad de este género radicalmente local durante la actuación del trío Irrintzi, encabezado por Xabier Zamudio y en el que un argentino afincado en Elorrio toca el requinto y hace la segunda voz.
Pina y su esposa, María Rosa García, aseguran que no se han perdido casi ningún año este festival, que ya alcanza la 21ª edición. "La verdad es que cada año está mejor, pero el público es también cada vez más mayor", apuntaba ella. "A los jóvenes no les gusta nada más que el punchi-punchi... Quizá cojan el gusto por la bilbainada un poco más mayores, pero si no, no habrá relevo generacional", concluye su marido.
Mientras, Irrintzi cantaba -"Quisiera que me enterraran en medio del Arenal / para que las bilbainitas me pisaran al pasar"-, la mitad del público coreaba el estribillo y alguien chistaba para que el periodista pusiese fin a su cháchara con el matrimonio. Entre canción y canción, Zamudio deslizaba algún chiste netamente bilbaíno, incluidos varios sobre el reparto de preservativos que efectúa el Ayuntamiento durante estas fiestas: "No veo nada de la partitura. Es que dicen que de usar mucho el condón se pierde vista". Las risas escandalizadas se sucedían en la cuarta fila entre un grupo de jubiladas tocadas con pelucas de plumas sintéticas de colores chillones (otra de las novedades de esta Aste Nagusia).
Zamudio lleva cantando y componiendo cuarenta años. Empezó en 1968 con Naikari, punta de lanza de la canción vasca durante la Transición, y se introdujo en la bilbainada en los ochenta con Los Cinco Bilbaínos. Dice que pensó en Irrintzi como nombre para su más reciente proyecto porque es el "último grito que le queda por dar". Ayer animaba al público a que acudía a la Pérgola con sus nietos: "Queremos cargar las baterías a nuestro público, pero también transmitir la canción a los niños, para que la bilbainada perdure para siempre".
Los pocos niños presentes no parecían muy atentos al espectáculo hasta que llegó una melodía que parecían reconocer y que festejaron con palmas acompasadas: "¡Los borrachos / en el cementerio... / juegan... al mus!"
"A nuestro hijo de 27 años le gustan las bilbainadas", apuntaban Juan Mari Ruiz e Isabel Barbero, de 55 y 49 años, que se contaban entre los más jóvenes de los asistentes. "Cada música tiene una edad. A mí me empezó gustando el rock de Barón Rojo y ahora me gusta desde lo más moderno a esta música que parece un poco para carquillas. El denominador común es que siempre es buena música", razona Ruiz, quien no alberga ningún temor por el futuro de este género.
En esta misma línea, los organizadores del recital recuerdan que al certamen de bilbaínadas que organiza el Ayuntamiento de Bilbao y cuyos premios se entregan hoy, se presentan entre 60 y 100 nuevas composiciones cada año.
Premios a las nuevas creaciones
Durante el recital de hoy en el Parque de Doña Casilda (desde las 12:00), se entregarán los premios de la 21ª edición del Concurso de Bilbainadas que convoca el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento. Recogerán los primeros premios Jesús María Sanz y Fernando Ibarra en la modalidad en castellano, por la canción
Bilbao, ahora y siempre Bilbao, y José María Larrazabal y Matías Berrocal, en la modalidad de euskera por Bilbo, botxo maitea. Ambas composiciones reciben un premio de 1.000 euros cada una, además del incentivo de que una nueva creación se convierta en un clásico del repertorio botxero. Además, recogerán premios de 415 euros cada uno los aurores de las 29 obras que han obtenido un accésit. Sanz, coautor de Bilbao, ahora y siempre Bilbao, cuenta ya en su haber con el primer premio en las ediciones de 1998, 1999 y 2004 y seis accésits.
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