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Reportaje:Mundiales de atletismo en Berlín

La asignatura pendiente

Ruth Beitia, con 1,99 metros, termina quinta, a un palmo del podio

Carlos Arribas

Cuatro atletas del equipo de España han terminado por ahora entre los ocho mejores del mundo, lo que da condición de finalista. Las cuatro son mujeres. Una se sale de la campana de Gauss, el arco que en las gráficas estadísticas abarca a todos los ejemplares de una especie. A todos salvo los que se escapan, como Bolt, evidentemente, como Marta Domínguez, claro. Las otras tres rozan los límites, pero están dentro, lo que, quizás, hace más grandes sus logros. Una es Mayte Martínez, otra Beatriz Pascual, la marchadora que a la sombra y silenciosa se acerca a la excelencia, la tercera es cántabra y se llama Ruth Beitia, quien ayer quedó quinta en la final de altura. Lo que no está nada mal, así visto, aunque contemplando el resultado final -sólo una, la croata Blanka Vlasic, la derrotada en Pekín por la alemana Friedrich, quien ayer se tomó la revancha en casa de la rival, pasó los 2,04 metros- y, sobre todo, el segundo intento de Beitia -buena carrera, buen arqueo del cuerpo, decisión y agresividad tras las gafas lunáticas que lució en el estadio iluminado ya por los focos artificiales, mínimo roce con los tobillos, derribo por un pelo- en los 2,02 metros, su mejor marca, el récord de España, suene a un qué lastima.

La celebración, el griterío, condenaron el rincón del salto al caos
"Doy las gracias a toda la gente que ha hecho posible que esté hoy aquí", dijo

La gente de Beitia, su entrenador de siempre, Ramón Torralbo, el enamorado del salto con el que trabaja llueva, nieve, o el viento no deje el listón tranquilo, todos los días del año, esperaba esta nueva final de la cántabra -sexta en Osaka 07, séptima en Pekín 08- con un punto más de expectativas. Está más tranquila, decían, ha madurado tremendamente, añadían. "Los años que llevo compitiendo en la Golden League, con las mejores, me han hecho perder el miedo", dice la misma Beitia, de 30 años. "Y mi carrera y mi arqueo, lo que más trabajo, han mejorado bastante. Ya no salgo a la pista tan intimidada". Al contrario, sale con ganas de morder.

Lo demostró en el momento que podría haber sido decisivo para la medalla en un concurso disputado a trancas y barrancas en los huecos que dejaban libres las carreras. Fue con el 1,99. Para entonces ya ni le podía desconcentrar la rotura del cordón de la zapatilla que sufrió con el 1,96. Pero el primer intento sobre 1,99 metros debió retrasarlo por la disputa de la final de los 400 metros vallas, en los que la jamaicana Melaine Walker, la que aprendió a correr rápido como el viento para huir de las balas que silbaban todas las noches a su alrededor en el gueto de Kingston, se quedó, con 52,42s, a 8 centésimas de un récord mundial imposible, el de la rusa Pechonkina. La celebración, el griterío, condenaron al rincón del salto al caos. Nulo, evidentemente de Beitia. Mal asunto. Hubo un tiempo, lo hubo en Pekín, hace justo un año, en que un primer nulo en 1,99 metros era el anuncio de una cascada imparable. Cuando se produjo, el segundo nulo llegó como algo inevitable, premonitorio de un abandono rápido. Pero no. En el tercero, se creció. Lo superó. En el estadio sonó inmediatamente un pasodoble muy alemán, Que viva España y Beitia firmó su quinto puesto (por un nulo más y a igualdad de altura quedó por detrás de la italiana brava Antonietta di Martino, mientras que la plata y el bronce fueron para la rusa Chicherova y Friedrich, respectivamente, con 2,02 metros) y se declaró feliz. "Doy las gracias a todos", dijo. "En especial a mi 50%, mi entrenador, Ramón Torralbo. La asignatura pendiente, una medalla al aire libre, la aprobaré en los Europeos de Barcelona 2010".

Ruth Beitia supera el listón en uno de los saltos de la final de altura.
Ruth Beitia supera el listón en uno de los saltos de la final de altura.REUTERS

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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