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Entrevista:ALÍ REZA BEHESHTÍ | Responsable del comité de apoyo a víctimas de la represión | VIENE DE PRIMERA PÁGINA... LA REVUELTA EN IRÁN

"No esperábamos semejante fraude"

Ángeles Espinosa

Han sido dos meses que pesan como dos años. Todo ha sucedido tan rápido que los iraníes no terminan de creérselo. La reelección de Mahmud Ahmadineyad. El sentimiento de fraude. Las protestas multitudinarias en las calles. La represión. Miles de detenidos. Decenas de muertos (30 según las autoridades, al menos 69 según la oposición). Y ahora la incertidumbre. Aunque el presidente pretenda seguir gobernando como si nada, la crisis ha puesto en el tapete no sólo las fisuras en el seno de la élite religiosa y política del país, sino algo más profundo, dos concepciones enfrentadas de Irán.

"Unos aceptan la pluralidad de opiniones y otros no", resume Alí Reza Beheshtí. Para este doctor en filosofía política, "ésa es la base de las diferencias entre los dos campos políticos". Beheshtí, de 47 años y el menor de los hijos del ayatolá del mismo nombre que murió en un atentado terrorista poco después de la revolución islámica, pertenece al primer grupo. Por eso animó a Mir Hosein Musaví a presentarse a las elecciones y le apoyó con la edición del diario Kalameh Sabz (Palabra Verde). También vivió a su lado la fatídica jornada del 12 de junio.

"Una sola violación o tortura basta para cuestionar a las autoridades"

"Ya a mediodía nos dimos cuenta de que estaban ocurriendo cosas inusuales por todo el país", recapitula en la biblioteca de la Fundación Beheshtí, en el centro de Teherán. "Musaví llamó o envió mensajes a la Oficina del Líder, a la Oficina del Consejo de Guardianes, al Ministerio de Interior. Envió gente a todas partes para saber qué estaba pasando con las papeletas, faltaban en muchos lugares del país. También quería que se extendieran las votaciones, pero sólo lo consiguió cuando ya habían cerrado muchos colegios". "Estoy convencido de que hacia las dos o las tres de la tarde dejaron de confiar en los votos reales y empezaron a usar el sistema computerizado que nos habían dicho que sólo estaba de prueba. Por eso pudieron anunciar tan temprano la victoria de Ahmadineyad".

La noticia contrastaba con los datos que habían llegado a la sede electoral de Musaví. "No sólo nuestros representantes en los colegios electorales, sino incluso funcionarios del Gobierno y periodistas de medios estatales nos decían que Musaví iba claramente en cabeza". De ahí que el candidato declara su victoria a las 23.00.

"Fue un mal día para nosotros", susurra Beheshtí. Aun así, admite que no les sorprendió del todo. "Esperábamos que hubiera fraude, aunque no de esa magnitud. Musaví calculaba que alcanzaría a entre tres y cuatro millones de votos. No más". La diferencia entre el presidente y el candidato que había concitado las esperanzas de mujeres, jóvenes y todos aquellos que deseaban cambios en el rígido sistema de gobierno iraní, fue de 11 millones de papeletas. Sintiéndose engañados, centenares de miles de sus votantes se echaron a la calle en todo el país.

El 15 de junio, tres millones se manifestaron en Teherán, según su alcalde. "No esperábamos tanta gente, en absoluto", reconoce Beheshtí. "Nos habían negado el permiso para la marcha y Musaví estaba preocupado por lo que pudiera pasar. Temíamos que si acudían grupos pequeños serían presa fácil para las fuerzas de seguridad, los seguidores de Ahmadineyad o quien fuera. Así que todos los amigos de Musaví fuimos con la intención de pedir a la gente que se fuera a su casa y evitar problemas. Pero nos encontramos algo totalmente distinto".

"No me sorprendió sólo el número de asistentes, sino sobre todo su diversidad. Había muchas mujeres, desde las vestidas de forma más tradicional hasta las más modernas. Lo mismo entre los hombres. Sólo había visto algo así tres meses antes de la revolución", señala con emoción. Por poco tiempo. La brutal respuesta con que las autoridades frenaron la protesta pacífica exigió tomar partido rápido. En contra de lo previsible, ni Musaví ni sus colaboradores dieron un paso atrás.

Al frente del Comité de Apoyo a las Familias de las Víctimas, Beheshtí trata de utilizar los resortes legales del sistema para frenar los abusos y sumar apoyos incluso de quienes piensan diferente. Cuenta con el peso de su apellido, pero sobre todo con el de su sentido ético del deber. "No sé cuántas personas han sido violadas o torturadas en las cárceles, pero una sola víctima es suficiente para cuestionar a las autoridades por su responsabilidad", concluye.

A Beheshtí le sorprendió la diversidad de participantes en las revueltas. "Sólo había visto algo así tres meses antes de la revolución".
A Beheshtí le sorprendió la diversidad de participantes en las revueltas. "Sólo había visto algo así tres meses antes de la revolución".NEWSHA TAVAKOLIAN

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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