"Diego marca diferencias"

En las buenas y en las malas, Abel Resino no cambia el gesto. Ayer era un día de satisfacción en el Atlético, pero el técnico se mostró tan comedido como de costumbre. No dio la eliminatoria por ganada, "sólo encarrilada", matizó, y valoró el trabajo de su equipo, que se llevó una victoria impagable de Atenas. Y eso que el entrenador rojiblanco tiene motivos para la felicidad. Amén del gran resultado cosechado, la presencia en el equipo titular de Forlán y Agüero hace inviable cualquier traspaso de las dos joyas de la corona, que al jugar dinamitaron cualquier opción de volver a hacerlo en otro equipo que dispute la Liga de Campeones.

"Estamos contentos, claro. Hemos hecho un gran desgaste y no era nada fácil este partido, porque el Panathinaikos hace un fútbol muy directo, complicado de contrarrestar. En la primera parte hemos perdido demasiado de vista el balón, pero en la segunda hemos mejorado y ha habido momentos muy buenos". El técnico no cambió el paso, prudente, ni siquiera al ser preguntado sobre si este resultado puede suponer que se produzcan novedades en el equipo, bien en forma de fichajes o de despedidas. Su larga conversación antes del partido con Jesús García Pitarch, director deportivo del club, podría hacer pensar en algún movimiento al respecto. "Hemos hablado de todo y de nada en especial", zanjó.

La pregunta era obligada. ¿Y Forlán? El uruguayo ha empezado como acabó la pasada temporada, a lo bestia, despachando un partido extraordinario. "Ha habido una actitud muy positiva de todos los jugadores, con una motivación muy especial. Sabían lo que se jugaba el club. Está claro que Diego marca diferencias, pero ahí está también el Kun, que se ha sacado un gol de la nada, o Maxi, que también ha hecho un gran partido. Era muy difícil parar al rival y con el trabajo de todos ha sido posible".

Por otra parte, dos aficionados del Atlético, padre e hijo, cuyas identidades no facilitó el club, fueron agredidos en la tarde de ayer por un grupo de ultras del Panathinaikos. Los hechos se produjeron en el centro de Atenas, cuando ambos paseaban con camisetas rojiblancas y una bufanda del Olympiacos, el gran rival del Panathinaikos. Fueron atendidos en un hospital de un buen número de golpes y contusiones, aunque ayer ya volvieron a Madrid.