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Días de diversión

Las crónicas de un espía sobre la Aste Nagusia

Pedro Ugarte reúne sus artículos publicados en EL PAÍS

El escritor Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) se consiera un "consumidor medio" de la Aste Nagusia. Las fiestas de Bilbao no fueron para él durante muchos años más que una excusa para salir con los amigos. A las frecuentes "francachelas", dice, alguna vez se sumaban los toros, el teatro o una vuelta por los concursos gastronómicos del Arenal. El encargo que recibió de EL PAÍS para escribir sobre las fiestas cambió su relación con la Aste Nagusia. Durante 10 años fue cronista de la Aste Nagusia para este periódico. El libro El espía invitado. Crónica de las fiestas de Bilbao (1998-2007), editado por la BBK en su colección Temas vizcaínos, reúne ahora una selección de aquellos artículos.

Ugarte y Fernández Casado presentan estas fiestas sus libros sobre Bilbao

El espía se descubrirá hoy ante sus lectores. En plena Aste Nagusia presentará el libro, cuatro años después de Mañana será otro día (Lengua de Trapo), su última novela. En 150 páginas, el volumen ordena cronológicamente los artículos, seis por año, precedidos por el cartel festivo de cada edición.

El espía invitado no es el único libro sobre Bilbao que llega al público en plena vorágine festiva. La misma colección de la BBK presentará el próximo miércoles Guía histórica de fondas, posadas, hoteles, restaurantes, tabernas y chacolís de Bilbao, de Antonio Fernández Casado, director general de la cadena hotelera High Tech. Fernández Casado recorre en sus páginas los momentos históricos y los lugares emblemáticos que han dado forma a la cocina vizcaína.

Ugarte habla en sus artículos del pregón y el txupin, de la invasión de bermudas entre el público masculino, de los toros y las fiestas en los hoteles, de lo que se come, lo que se bebe y la música que se escucha, en directo en los concierto y enlatada en las txosnas. El "consumidor" de la Aste Nagusia transmutó en observador de lo que ocurría en su ciudad para responder al compromiso de escribir una crónica diaria a lo largo de las nueve jornadas festivas. "Me sentía como un naturalista de los que vemos en los documentales de la televisión, pero que en vez de prestar atención al medio ambiente, a la flora y la fauna, observaba a la gente y apuntaba lo que más me llamaba la atención de su comportamiento", recuerda. "Salía a mirar, a cualquier hora del día y la noche, con una libreta de notas en el bolsillo".

Con ese sencillo método se dispuso a realizar el trabajo de campo cada vez que a mediados de agosto sonaba el txupin que abre oficialmente el programa de la Aste Nagusia. A lo largo de 10 años, bajó al Casco Viejo y subió a las terrazas del Ensanche.

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Con el reposo de los años Ugarte ha visto reforzadas muchas de las conclusiones que obtuvo al primer vistazo y que figuran en sus artículos. Por ejemplo, en Aste Nagusia los políticos salen agrupados por colores. "Los políticos no se relajan ni en fiestas. Van a los actos sociales, da igual que sea a tomar el aperitivo que a los toros, agrupados por partidos, como si se tratara de acudir a una sesión del Parlamento", ironiza.

O que las supuestamente democráticas y participativas fiestas de Bilbao tienen mucho de clasistas: "La Aste Nagusia se vive por clases sociales. Es un discurso mítico hablar de fiestas populares. Como todo lo que tiene que ver con el pueblo se acaba clasificando".

Ugarte reconoce que se estrenó como cronista de la Aste Nagusia en la plenitud de sus 35 años. Una década más tarde, las fiestas habían evolucionado un poco. Los ciudadanos seguían divirtiéndose más o menos igual, pero Bilbao mostraba cada año mejor aspecto, más limpia y con mejor olor, recuerda el autor de El espía invitado, y la presencia de la política en el ambiente festivo iba perdiendo potencia.

Ugarte, en cambio, siente que él había cambiado muchísimo. "Simplemente, en esos 10 años me hice mayor y la crónica de las fiestas no se puede hacer a partir de cierta edad", concluye categórico.

Releer la fiesta

- "Sólo en los últimos veinte años ha resuelto convertirse en auténtica fiesta, en verdaderamente grande" (1998).

- "La gente parece bastante preocupada en pasarlo bien y no están las masas muy predispuestas a ayudar a los políticos a seguir complicándolo todo" (2000).

- "Hoy el Bilbao festivo cuenta con sus recintos estamentales, desde terrazas tranquilas hasta txosnas de juvenil agitación, pero la inédita belleza de que se ha provisto la ciudad le ha exigido ampliar su vocabulario estético" (2003).

- "La fiesta se desenvuelve a ritmo frenético y siempre parece, estemos donde estemos, que lo mejor de ella transcurre en otra parte" (2005).

- "La milagrosa resurrección que experimentó Bilbao al filo del cambio de siglo no ha extinguido aún su vigoroso impulso fundacional" (2007).

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