Puntualización

Las páginas 22 y 23 de EL PAÍS de 12 de agosto no tienen desperdicio, provocando en mí una reflexión que me gustaría compartir. Empezando por el artículo sobre los resultados del estudio sobre las tarifas de móviles en los países miembros de la OCDE y especialmente las españolas.

Durante el animado debate sobre el canon digital ya pusimos sobre la mesa desde SGAE que era algo extravagante castigar a los creadores con ataques masivos, cuando había otros temas mucho más urgentes y de mayor calado sobre los que centrar la atención, por ejemplo las tarifas de ADSL y móviles, y las comparábamos con otros países.

Era una paradoja oír la cantinela de asociaciones de internautas y consumidores, poniendo el grito en el cielo con un tema que finalmente se resolvería, como ya vaticinamos, con una modesta cantidad anual, en vez de denunciar los altos costes y escasa calidad de los servicios que nos prestan precisamente aquellos que más negocio han hecho con el tráfico de descargas e intercambio de ficheros culturales.

En la página 22 un análisis de la necesaria transparencia financiera y la esperada desaparición de los paraísos fiscales me trae a la memoria que los destinatarios del famoso canon, denostados habitualmente por tierra, mar y aire, es decir cineastas, compositores, dramaturgos, escritores, etc., etc, pagan religiosamente los impuestos sobre sus derechos de autor en España, y lo digo porque es precisamente desde SGAE que remitimos a Hacienda puntualmente las cantidades correspondientes a cada uno de los 38.000 socios que de media cada año reciben derechos de autor. No tienen ni de lejos las ventajas, por ejemplo de futbolistas y otros deportistas de élite.

Y somos, precisamente, las sociedades de gestión de derechos, tan satanizadas, las que le prestamos el servicio a la Agencia Tributaria, eso sí, gratis.