"Para mí cualquier cosa es posible"
Bolt dice que estaba preparado para el récord y evita pronunciarse sobre dónde están sus límites
No han pasado dos horas desde sus mágicos 100 metros y Usain Bolt salta de nuevo a la pista azul de Berlín, a la misma recta. Los focos están apagados. En las gradas sólo queda un puñado de periodistas. Y en la pista Bolt se pone a hacer el ganso de nuevo. No es su forma de celebrar, que para eso, dijo, se iría a un McDonalds a cenar alitas de pollo, sino una sesión de posado para un fotógrafo de su marca de ropa. O sea, trabajo. "Todo es trabajo duro", había dicho Bolt unos minutos antes en la conferencia de prensa, poco después de hablar por teléfono con el presidente de Jamaica, la isla en la que es considerado un tesoro nacional. "Esto es el fruto de mis sacrificios". Lo dice como si debiera justificarse, como si la leyenda que él mismo ha construido a su alrededor de amante de las discotecas, de las playas y de las gafas de sol no la hubiera roto con sus récords, con sus títulos. A los 22 años ya ha batido tres veces el récord del mundo de los 100 metros -9,72s en Nueva York en 2008, 9,69s en Pekín, 9,58s ayer-, una vez el de 200 metros -19,30s hace un año en Pekín- y ha ganado tres oros olímpicos y uno mundial, por ahora.
"Corrí más rápido que nunca y perdí", se lamentó Gay, que batió el récord de EE UU
Y ha fijado los límites del ser humano. Por ahora, claro. "No pensaba que pudiera batir mi récord por más de una décima", dice el chico de Trelawny, que lleva dos años en estado de gracia, en los que todo lo que ha intentado le ha salido bien y en los que ni siquiera un accidente de coche o las celebraciones o las fiestas han puesto en peligro su preparación.
Hace 10, 15 años, recuerda Ramón Cid, el técnico nacional de velocidad, los científicos, estadísticos y matemáticos consideraban que el límite del ser humano en los 100 metros estaba en 9,60s. Ayer, en una cálida noche berlinesa, Usain Bolt destrozó todos sus argumentos y razonamientos dándole al récord del mundo que él mismo poseía el mordisco más grande que nadie le había dado antes: 11 centésimas. Más de un metro. "Es que este tío le habría sacado cuatro metros a Carl Lewis", dice, admirado, Cid. "Es monstruoso lo que ha hecho. Y ha colocado en el podio, tras él a los otros dos mejores del ranking histórico, a Tyson Gay y a Asafa Powell". Y a muchos insaciables les ha abierto el apetito de nuevo, como si en vez de respuestas Bolt en Berlín les hubiera generado más dudas. ¿Y qué podrá hacer en la altura de México? ¿Y con un viento al límite de los dos metros por segundo a favor? ¿Y cuando en vez del animal natural que es ahora haya pulido su técnica y maneje mejor el tronco? ¿Y? ¿Y?
"Para mí cualquier cosa es posible", respondió Bolt. "Estaba preparado para el récord", dijo. "Lo hice y estoy orgulloso de mí. Estoy contento por eso y porque, por fin, hice una buena salida". Acuciado, presionado, por Gay a su izquierda, Bolt voló. "No me puedo quejar aunque me fastidie haber corrido más rápido que nunca y haber perdido", dijo Gay, quien batió el récord de Estados Unidos pero perdió. Abandonó el estadio con una gran sensación de frustración. "Lo hice lo mejor que pude, pero no fue suficiente".
"Pero no sólo corrí contra Gay", dijo Bolt. "Allí en los tacos había otros siete chicos. Y a todos me los tomé muy en serio". Allí en los tacos estaba también su amigo de Antigua, Daniel Bailey, que acabó cuarto, y también su compatriota Asafa Powell, quien ha encontrado su sitio en el mundo del atletismo precisamente en un Mundial en el que estuvo a punto de no participar castigado por su federación. Pero Powell, normalmente agobiado en las grandes citas, terminó tercero, vibró como telonero despreocupado de la estrella Bolt, casi como su cortesano. "Estoy emocionado por lo que ha hecho Usain y yo he estado a su lado", dijo Powell, quien en 2007 logró el récord del mundo con 9,74s. "Pero Usain ha demostrado que es posible bajar de 9,60s. Estoy asombrado y feliz. Me siento como si hubiese ganado hoy". Para consuelo de Gay, para alegría de los aficionados, la historia de Bolt en Berlín no terminó anoche. Quedan los 200. Otro duelo. Otro récord. Y un dato: en sus enfrentamientos en esa distancia Gay gana por 6 a 2.
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