Cinco años para abrir un albergue
La situación de un millar de inmigrantes en Lepe empeora por la falta de trabajo
Cinco años para abrir un albergue de inmigrantes en Lepe (Huelva). Esta localidad de 25.000 habitantes cuenta con diez asentamientos ilegales en los que malviven unos 1.000 extranjeros que vinieron como recolectores a las campañas de la fresa o la naranja. Ahora viven en chabolas de plástico y cartón mientras sueñan con un trabajo y un lugar donde dormir. En 2006 la Junta entregó 350.000 euros para la construcción del centro. El alcalde, Manuel Andrés González (PP), asegura que la obra sigue "su curso normal" y da una nueva fecha de inauguración: enero de 2010. La oposición acusa al primer edil de "haber empleado el dinero en gastos superfluos".
El secretario general del PSOE de Lepe, David Taboas, alega que es "una verdadera vergüenza" que el Consistorio haya recibido de la Junta una suma tan alta, "la mayor en este tipo de subvenciones", y lleve con el proyecto desde 2005. Los inmigrantes no dicen nada. "No podemos pedir. Vivimos donde se puede", declaraba el pasado viernes J. H., de 27 años y procedente de Gambia (África). Caminaba con la cabeza agachada y una mochila. El termómetro marcaba 42 grados. "Que hagan el albergue está bien, porque aquí no tenemos qué comer ni dónde dormir. Todos vivimos en plásticos o en las cuadras que nos prestan", explica el inmigrante, que se dirige a uno de los asentamientos ubicado a 50 metros del futuro albergue. "Yo prefiero un piso independiente, pero no puedo pagarlo", añade.
La oposición acusa al alcalde de emplear el dinero "en gastos superfluos"
El centro, proyectado para 300 camas, se abrirá en 2010 con 75 plazas
Éste ha sido el primer año, de los cuatro que lleva en Lepe, que J. H., como otros cientos de inmigrantes, no ha conseguido trabajo en la campaña de recolección. La crisis económica del país llevó a los gobiernos locales a favorecer la mano de obra nacional. Ahora, reunidos en la plaza de la Fuente Vieja, donde las camionetas recogen a los jornaleros, esperan que, en septiembre, para la nueva siembra, cuenten con ellos.
"Esto va lentito", explica el trabajador de una fábrica de aluminio cercana al albergue. El encargado de las obras, Francisco Cienfuegos, reconoce el problema: "El albergue no lleva el ritmo que desearíamos todos". Cienfuegos no quiere apuntar a los posibles culpables del retraso y se limita a señalar que "el tema de los pagos" por parte del Ayuntamiento, "está complicado".
Taboas acusa al alcalde lepero de emplear todo el dinero que llega al Consistorio "en gastos superfluos como fiestas y agentes electorales que le llevan las campañas políticas". Según el socialista, el 75% de los ingresos del Ayuntamiento van a parar a las nóminas de los empleados, que él califica de "personal innecesario". También acusa al alcalde del PP de "despilfarro" e indiferencia con los problemas sociales.
El alcalde insiste en que "la obra civil está prácticamente terminada" y que el próximo año estará funcionando. Sobre la subvención de la Junta, alega que los 350.000 euros "apenas suponen un 10% de la inversión total del albergue cuando lo deberían haber pagado íntegramente".
El ex teniente de alcalde de Bienestar Social, Manuel Jesús González (PA), que se encargó del asunto en 2006, explicó entonces que el centro contaría con unas 300 camas y una zona exterior para 500 personas en acampada. Pero cuando el centro se inaugure, según Cienfuegos, contará sólo con 75 plazas y un "enorme terreno" para montar "más módulos de vivienda". El presupuesto es de 1.750.000 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.