"Cert és aquest gran Misteri"
Una salva de aplausos, enfervorizados gritos de Visca la Mare de Déu!, disparos de masclets, mientras el órgano atruena en la basílica de Santa María y el pan de oro desciende desde lo alto de la cúpula tras la coronación de la Virgen cerraron, un año más, el Misteri de Elche.
Como siempre, la iglesia mayor de Elche se quedó pequeña para acoger a los vecinos que querían presenciar el drama sacro lírico que celebra la Asunción de la Virgen. Como siempre, algunos permanecieron en el interior del tempo desde que al mediodía finalizara la misa de 12. Como siempre, hizo un calor insoportable, apenas mitigado por el aire movido por centenares de abanicos que los asistentes, previsores, portaban. Y, como siempre, las lágrimas asomaron en los rostros de muchos de los presentes.
Pero el Misteri, pese a ser siempre el mismo, cada año resulta diferente a los ojos y los oídos de los vecinos de Elche y de quienes hasta allí se acercan porque, como dice uno de sus versos, Cert és aquest gran Misteri.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.