50 años enterrados debajo de una piedra
Hallados en el pueblo de Toga los restos de dos personas de avanzada edad
Toga, un municipio de tan solo 90 habitantes en la comarca castellonense del Alto Mijares, amanecía ayer alertado, después sorprendido e intrigado, por el hallazgo, el día anterior, de los cadáveres de dos personas enterradas bajo una piedra de grandes dimensiones junto a un camino rural, a poco más de un kilómetro del núcleo urbano.
En principio, se especuló con la posibilidad de un asesinato, pero la Guardia Civil descartó esta hipótesis después de la autopsia realizada por los funcionarios del Instituto de Medicina Legal de Castellón, quienes confirmaron que la muerte y posterior sepultura se habría producido hace unos 50 años. Los agentes de la Benemérita, en un comunicado, consideraron que se trataría de "un antiguo enterramiento por lo que se descarta su relación con ningún delito".
El equipo de médicos forenses, junto con agentes del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil en Castellón, determinó que los restos óseos correspondían a dos personas de edad avanzada, una de las cuales podría ser una mujer. Ambos cadáveres serán remitidos al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid para un estudio más detallado que permita discernir la causa de la muerte y ofrezca alguna pista sobre sus identidades.
En Toga todos se preguntaban ayer a quiénes pertenecían los restos y de dónde eran. No eran pocos los que escarbaban en el pasado tratando de recordar alguna desaparición y había quien aventuraba que podría tratarse de uno de tantos crímenes acontecidos durante la Guerra Civil española "porque fueron enterrados junto a un camino", "como se hacía entonces", añadía un vecino.
El alcalde de la localidad, Elías Barberán, manifestó que "no se conoce ningún caso de desaparición en el municipio". El munícipe relató que "la gente está sorprendida y alterada porque no es frecuente que ocurran estas cosas en un pueblo tan pequeño" y confió en que "los agentes de la Guardia Civil determinen qué ha pasado aquí".
Las fuertes tormentas que han azotado a la comarca en los últimos días han permitido que los restos óseos afloraran ahora. Después de medio siglo de olvido, el agua arrastró la tierra bajo las grandes piedras del talud dejó a la vista los huesos, que se encontraban junto a un camino bastante transitado y de fácil acceso.Un vecino de Toga encontró los restos humanos mientras paseaba a su perro durante la mañana del miércoles por el camino Boca Diez. Una vieja vía que conduce hasta el antiguo túnel que atraviesa el río Mijares y que suele ser utilizada tanto por los vecinos del pueblo como por numerosos senderistas y residentes estivales. El camino discurre entre el intenso sonido de cigarras, junto a un talud con grandes piedras que sirven de muro de contención para un barranco. A un kilómetro del municipio, el sorprendido vecino advirtió lo que parecían huesos humanos bajo una de estas piedras de grandes dimensiones y fue a comunicar el hallazgo a otros vecinos y al alcalde, que una vez se acercaron hasta la zona y comprobaron que los huesos parecían humanos, dieron el aviso a la Guardia Civil.
Alrededor de las 14.00 horas, los agentes personados en el lugar de los hechos se vieron obligados a solicitar la colaboración del Consorcio Provincial de Bomberos para retirar la enorme losa, de casi dos metros de longitud, y poder exhumar los cadáveres.
Los huesos, según los investigadores, no se encontraban en muy buen estado y solo eran reconocibles a primera vista los de mayor tamaño, como los fémures o un húmero. Uno de los cuerpos todavía vestía ropa de mujer en muy malas condiciones.
No fue hasta las 17.00 cuando los restos óseos pudieron ser extraídos y remitidos al Instituto de Medicina Legal de Castellón, donde ayer les fue practicado el análisis preliminar que reveló la antigüedad del enterramiento y el sexo de uno de los cuerpos. El departamento de Antropología Forense del Instituto Nacional de Toxicología de Madrid tiene ahora ante sí una ardua tarea para responder a las preguntas formuladas por los vecinos de Toga que de momento carecen de respuesta: averiguar, 50 años después, quiénes eran y por qué murieron y fueron enterrados en estas extrañas circunstancias las dos personas cuyo repentino hallazgo alteró, una mañana de agosto, la tranquila vida de Toga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.