De accesorio estival definitivo a pérdidas millonarias

Los Crocs serán cómodos, mientras duren. En su punto álgido, llegaron a llevar estos zuecos tan cómodos como estridentes, famosos de todo rango. Hasta que llegó la debacle económica. Y los Crocs, esos zapatos agujereados de serie, se hunden en un mar de crisis.

Los han llevado el presidente George W. Bush, de color negro; el actor Jack Nicholson, azules; Brooke Shields, rosas; Al Pacino, grises, y Morgan Freeman, marino, entre otros. Se venden como una buena inversión. Por unos 30 dólares (21 euros) ofrecen solidez por muchos años... Tantos que quien compra un par, parece no comprar más. La empresa anunció a principios de mes que en el segundo semestre de 2009 registró pérdidas por más de 21 millones de euros, cuando en el mismo periodo de 2008 ganó 2 millones.

El ascenso de los Crocs fue inesperado e implacable. Las revistas de moda fruncieron el ceño al ver en 2002 esos inmensos zuecos de colores chillones que a muchos les gusta llevar con calcetines (como a George W. Bush). Mientras la bonanza económica duró, Crocs subió como la espuma. En siete años, vendió 100 millones de pares. Luego, llegaron los Crocs de invierno, forrados de lana; las Crocs sandalias e incluso las Crocs de tacón.

Con la crisis, los primeros en caer son los lujos considerados accesorios. Starbucks cae. Liz Clairborne cae. Y las sandalias de colores caen. En 2008 perdió 130 millones de euros y suprimió casi 2.000 puestos de trabajo. Desde diciembre ha reducido su catálogo en un 25%, con la intención de renovar la marca... y seguir con buen pie.

"Esperamos reducir las pérdidas en el balance final de este año y volver a tener beneficios el año que viene", dijo el director ejecutivo de la marca, John Duerden, en una conferencia de optimismo con inversores y analistas. "Los rumores de que vamos a cerrar son exagerados".