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Reportaje:

Schumacher frena en seco

El heptacampeón mundial comunica a Ferrari que no sustituirá a Massa porque siente dolores en el cuello que le impiden afrontar con garantías una carrera de F-1

Una gran decepción corrió ayer por la fórmula 1. Michael Schumacher, de 40 años, anunció el lunes por la noche a Ferrari que no está en condiciones de sustituir a Felipe Massa durante la convalecencia del brasileño tras su accidente en el Gran Premio de Hungría. La noticia no trascendió hasta ayer, cuando apareció en la web del alemán y la escudería emitió un comunicado en el que ya daba a conocer el nombre de su sustituto: el probador del equipo, el italiano Luca Badoer, en detrimento de Marc Gené, reciente vencedor de Las 24 Horas de Le Mans. "Lo he intentado todo para regresar", explicó el heptacampeón mundial, "pero, muy a mi pesar, no podré hacerlo. El dolor en el cuello que apareció en los entrenamientos de Mugello es demasiado fuerte y no me permite soportar las cargas extremas que se producen al pilotar un coche de fórmula 1".

"No puedo soportar las cargas extremas que se producen al pilotar", dice el alemán
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Después de tres años de ausencia, Schumacher afrontó una exhaustiva preparación física tras tomar la decisión de volver a la pista para cubrir la vacante de Massa. El problema fundamental con que se encontró al subirse al Ferrari de 2007 fue que su cuello le molestaba más de lo previsible: había sufrido el pasado febrero un accidente en Cartagena mientras se preparaba para una prueba del Mundial de superbikes y tuvo que ser hospitalizado con varias costillas rotas y un pinzamiento en las vértebras cervicales.

"Sólo él es capaz de poder superar un problema de este calibre y volver a pilotar", dijo su médico, Johannes Peil, cuando le hizo la primera revisión. "Pero la salud estará por encima de todo", matizó Schumacher; "ése es el acuerdo al que llegué con mi familia y con Luca di Montezemolo [el presidente de Ferrari]". El martes, cuando Schumacher se sometió a la última revisión, el propio Peil le desaconsejó correr. "He probado mucho en la última semana y, tras el último ensayo, comprobé que el dolor en mi cuello no disminuye. Entonces decidí realizar un examen concienzudo. Y el resultado fue negativo. Lo siento terriblemente por Ferrari y por aquéllos que cruzaron los dedos por mí. Estoy muy decepcionado", explicó el germano.

La noticia cayó como una losa tanto en Valencia (GP de Europa) como en Spa (GP de Bélgica), donde ya se había anunciado la presencia de Schumacher y la venta de entradas se había multiplicado. Todos reaccionaron de forma negativa. Y algunos aficionados de los que habían adquirido ya sus localidades se sintieron defraudados. "Es un gran desengaño para todos los que, como yo, esperábamos verle pilotar de nuevo en Valencia", dijo Norbert Haug, responsable de Mercedes en la F-1. "Creo que los médicos le han dado el mejor consejo, aunque sea duro para él. Tiene familia e hijos", agregó Angela Merkel, la canciller de Alemania.

Las expectativas creadas por Ferrari, la federación internacional (FIA) y Bernie Ecclestone, el patrón del circo, tal vez fueron excesivas teniendo en cuenta las circunstancias. Pero, dado el poco interés que está despertando el Mundial, todos se lanzaron a una espiral de difusión imparable. Schumacher abandonó la F-1, al finalizar 2006, después de que Fernando Alonso le arrebatara la posibilidad de lograr un último título. Él atesora siete y es el piloto con más récords. Para muchos es el mejor de la historia. Pero su carrera estuvo también plagada de sanciones y descalificaciones.

"Lamento profundamente que Michael no pueda regresar", indicó un afligido Di Montezemolo, que también preside la FOTA (asociación de equipos); "su vuelta habría beneficiado a la F-1 y estoy convencido de que le habríamos visto luchar por la victoria". Stefano Domenicali, director de Ferrari, y él decidieron ofrecer el volante a Badoer "por sus años de dedicación como probador". Badoer, de 38 años, entró en Ferrari en 1998 como tal tras haber disputado 49 carreras con Scuderia Italia, Minardi y Forti entre 1993 y 1999 sin haber logrado ningún punto. Japón fue su despedida. Ahora se convierte en el más veterano de la parrilla.

Michael Schumacher, en marzo pasado durante el GP de Australia.
Michael Schumacher, en marzo pasado durante el GP de Australia.EFE

Conflictos y engaños para ganar audiencia

Bernie Ecclestone reconoció al final de 2007 que el asunto del espionaje de McLaren a Ferrari había sido un gran reactivo para la difusión de la F-1. "No es lo más deseable, pero nuestras audiencias subieron gracias a ello", afirmó. La tesis sigue viva. Cada vez que el Mundial entra en fases anodinas surge algún conflicto que reaviva el fuego. Este año hay muchas muestras. La última, el presunto regreso de Michael Schumacher y su renuncia posterior. Existe la sospecha de que algunos de estos problemas son provocados por las mismas fuerzas que rigen el circo.

- El doble difusor. La batalla por el doble difusor utilizado por Brawn, Williams y Toyota marcó el inicio de la temporada. El 14 de abril, la FIA decidió que era legal. Los demás equipos tuvieron que invertir a fondo para ser competitivos. Button (Brawn) ganó seis de las siete primeras carreras del campeonato.

- Las mentiras de McLaren. En el primer gran premio, el de Australia, Hamilton y McLaren mintieron a los comisarios al no reconocer que se habían dejado adelantar por Trulli con el coche de seguridad en la pista. En Malaisia volvieron a mentir. Max Mosley, el presidente de la FIA, llevó el caso al Consejo Mundial del 29 de abril. No hubo sanciones.

- El límite presupuestario. El 16 de marzo, en el Consejo Mundial, Mosley logró aprobar las nuevas normas para el Mundial de 2010, que incluían un límite presupuestario de 45 millones de euros. Los equipos que se adaptaran a él obtendrían ventajas técnicas que los demás no tendrían. Era proclamar un campeonato con doble rasero. Las escuderías estallaron y anunciaron la creación de un Mundial paralelo, organizado por la FOTA.

- El fracaso del KERS. Tras dos carreras, los equipos que tenían el KERS (recuperación de la energía cinética en la frenada) renunciaron a él. Sólo McLaren y Ferrari, que invirtieron 50 y 40 millones respectivamente, permanecen fieles. Flavio Briatore (Renault) sentenció: "Hemos gastado 10 millones en algo que es un freno. Otra incongruencia de la FIA".

- Inscripción condicional de la FOTA. Los ocho equipos de la FOTA se inscribieron el 29 de mayo de forma condicional para el Mundial de 2010 porque no estaban de acuerdo con el límite presupuestario y querían más dinero de Ecclestone. La guerra estaba en su apogeo. El Mundial paralelo tomaba forma.

- Las amenazas de Mosley. En el Consejo Mundial del 24 de junio Mosley anunció que no se presentará a la reelección, en octubre, cumpliendo una imposición de Ecclestone para lograr la paz con la FOTA. Allí se eliminó el campeonato con doble reglamento y se estableció una reducción de costes progresiva. Pero dos días después Mosley amenazó con volver.

- La sanción a Renault. Tras el Gran Premio de Hungría, Renault fue suspendido para las dos carreras siguientes (Valencia y Spa) por no haber intentado parar a Alonso sabiendo que llevaba una rueda mal fijada. Sin los accidentes previos sufridos por Massa y Surtees, el hecho no se habría sancionado. La apelación debe verse el próximo lunes. En el Mundial, Webber era la única amenaza para Button.

- El Kaiser. El último capítulo de los despropósitos paralelos al Mundial acaba de producirse. El accidente de Massa en Hungría y su larga recuperación hizo que Ferrari le buscara sustituto. Fue Schumacher, El Kaiser. La noticia llenó las portadas. Pero el heptacampeón anunció ayer que los dolores de cuello le impiden ponerse al volante. El título sigue siendo cosa de Brawn y Red Bull. Apasionante.

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