En Lugo, todos contra el tren
La Xunta prometió mejorar el servicio. Aún no lo ha hecho
"No volvería a viajar en este medio ni de broma", asegura una usuaria del tren en Lugo, Tania Fernández. Sólo Soria está peor comunicada que Lugo. Es la única ciudad gallega cuyo tren no se conecta con la capital de Galicia de manera directa (hay que hacer transbordo en A Coruña pero las conexiones horarias son imposibles). La odisea tampoco es menor si se busca un destino alternativo al de la capital de Galicia. Viajar a Pontevedra o Vigo obliga a soportar dos horas de peregrinación. En el caso de esta última hay que hacer cálculos rocambolescos para llegar, con suerte, en cinco horas. Alcaldía y Gobierno, sin embargo, no toman cartas en el asunto.
El alcalde de Lugo, el socialista José Clemente López Orozco, explica que una conexión directa de Lugo con Santiago no es necesaria, ya que "en breve" ambas ciudades estarán conectadas por autovía. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, prometió en campaña "dinamizar el interior" con conexiones más frecuentes entre Lugo y Ourense. El BNG critica, ahora desde la oposición, que Renfe haya excluido la ciudad de la muralla de su plan turístico 100 Escapadas. Urge mejorar una estación que, por no tener, no tiene ni quiosco y desconoce el significado de escáner de seguridad; que tiene una cafetería, una cabina de teléfonos y tres ventanillas, de las cuales sólo una está operativa. Muchos trenes son auténticas piezas de museo, pero no están adaptados para los minusválidos. Los discapacitados físicos solo pueden dirigirse a Barcelona, previo pago de un plus en el billete.
Recorrer 99 kilómetros entre Lugo y A Coruña en coche lleva 50 minutos, mientras que rara vez se invierte menos de una hora y 40 minutos en tren. Con 20 minutos más podemos realizar en ferrocarril, tomando un R-598, el trayecto entre A Coruña y Vigo, separadas por 160 kilómetros. Los principales clientes del tren son los mayores, viajeros que toman trenes que conectan Lugo con A Coruña. Eligen este medio, dicen, porque es el que mejor les viene para llegar a puntos intermedios como Teixeiro o Betanzos.
Tomar el tren es la única opción que les queda a los que vienen de otras comunidades autónomas. Quienes lo cogen, sin embargo, regalan conclusiones como ésta: "Sólo los primeros en subirse tienen buenos sitios para sus maletas. Los peores trenes de España, sin duda, están aquí", termina diciendo la viajera Tania Fernández.
Uno de los usuarios del Talgo de Barcelona asegura que elige este medio porque así se olvida de conducir. Jesús Carballo, resignado tras unas 13 horas de viaje, usa el tren para visitar a su padre, quien le ha pedido que no le fallase este año. Por un rato, la emoción hace olvidar un trayecto "que se hace soportable a duras penas", sobre todo para los que, como él, no son capaces de echar una cabezada.
El apeadero de Lugo sólo tiene tres vías y, según uno de los revisores, la vía dos "no se utiliza nunca", y la tercera "sólo se usa para evitar que coincidan las salidas hacia A Coruña y Barcelona", separadas por tres minutos de diferencia. Otra pega es el ancho de las vías que, según este trabajador, es la causa de que sean cruzadas por trenes de mercancías.
La primera imagen de los visitantes es bastante definitoria de su viaje: una casa totalmente desmantelada los espera nada más atravesar el vestíbulo. El pasado martes, sólo 22 pasajeros subieron a una de las tres locomotoras con destino A Coruña o Monforte.
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