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Entrevista:MALENTXO ARRUABARRENA Portavoz del PNV en el Ayuntamiento de Vitoria

"Frente a la rigidez del Alarde, aquí se impone el desmadre"

Malentxo Arruabarrena (Irún, 1959), portavoz del PNV en el Ayuntamiento de Vitoria desde marzo pasado, cedió el martes el honor de lanzar el chupinazo que abría La Blanca a las asociaciones alavesas de donantes y trasplantados de sangre y órganos. Se la veía satisfecha en la Balconada de San Miguel, sobre todo cuando el Celedón la alzó en volandas. Ayer recuperó el protagonismo al convertirse en la única edil que bailó el aurresku ante la Virgen Blanca en representación de la corporación.

Pregunta. ¿Por qué cedieron el honor del chupinazo?

Respuesta. Fue un gesto que tomó el alcalde hace dos años y que compartimos. Y la decisión de cedérselo a las asociaciones de donantes de sangre, de órganos y trasplantados fue sencilla. Basta recordar que Álava es la provincia de Europa que más sangre dona. Tenemos más de 43.000 donantes. Qué mejor que dar las gracias a todas esas personas que están dando vida y que enciendan la mecha de las fiestas. Y la publicidad que les da el acto también lo valoramos como muy positivo.

P. Natural de Irún, lleva más de 20 años viviendo en Vitoria. ¿Cómo vive las fiestas de ambas ciudades, tan distintas en un principio?

R. A las fiestas de La Blanca llevo viniendo desde que era niña. Conozco bien las tradiciones de estos días, del Celedón al ambiente de los blusas. Recuerdo que, de pequeña, frente a la rigidez del Alarde de Irún, aquí todo el mundo saltaba y levantaba los brazos. Y el paseíllo de las cuadrillas de blusas a los toros, inolvidable. Volvíamos encantados a casa tras esos días en Vitoria. Además, los pañuelos rojos de Irún los usábamos en la Bajada del Celedón.

P. ¿Han cambiado mucho las fiestas de su infancia a las de las actualidad?

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R. Mantienen las principales características que las han hecho tan populares. Por un lado la animación en la calle, pero también la variedad de escenarios musicales para todos los gustos. Desde siempre recuerdo que había un espacio para las jotas, otro para los pasodobles y bailables, la música y el folclore vascos en la plaza del Machete. Y, sobre todo, frente a la rigidez del Alarde de Irún, en Vitoria se impone el desmadre.

P. Lleva desde 2004 bailando el aurresku. ¿Cómo se animó?

R. He sido dantzari toda mi vida, asi que, aunque los bailes guipuzcoanos y los alaveses no tienen mucho que ver, no me resultó difícil aprender el aurresku a la Virgen Blanca. Además, de las cuatro partes que tiene, los representantes de la corporación sólo participamos en la tercera, el contrapás. Así y todo, se me pone la carne de gallina cada que vez que participo en él.

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