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Los observadores dan por válidas las elecciones moldavas

Los resultados fuerzan una coalición y disipan el peligro de nuevos disturbios

Pilar Bonet

El peligro de una oleada de violentas protestas callejeras tras las elecciones legislativas del miércoles se disipó ayer en Moldavia en vista de que tanto los observadores de la OSCE como los partidos protagonistas dieron los comicios por buenos pese a todas sus deficiencias. Las elecciones "reunieron muchos de los requisitos internacionales, pero el proceso subrayó la necesidad de continuar las reformas democráticas con el fin de restablecer la confianza pública", según el informe preliminar conjunto de la OSCE y las instituciones europeas, divulgado en una conferencia de prensa.

Las fuerzas de oposición liberal-conservadora y el Partido Demócrata (PDM) de tendencia socialdemócrata dirigido por Marian Lupu consiguieron en su conjunto más votos que el Partido de los Comunistas (PCM), en el poder desde 2001, que fue la primera formación clasificada, aunque con resultado inferior al obtenido en abril, lo que no le permite formar gobierno en solitario (para lo que se precisa una mayoría simple de los 101 escaños del Parlamento), y, menos aún, elegir presidente (para lo que se requieren 61 votos). La gobernabilidad del país dependerá de una cod del país dependerá de una coalición, para la que se dibujaban ayer diversas variantes, dependiendo de los últimos recuentos y de los compromisos entre las fuerzas políticas. Con el 98,3% del escrutinio efectuado, el PCM obtuvo más de 700.000 votos, lo que suponía un 45,1% del total. Le seguía el Partido Liberal Democrático (PLDM) (16,4%), el PDM (12,6%) y la Alianza Nuestra Moldavia (ANM) (7,4%). Este resultado se traduce en 48 escaños para el PCM, 17 para el PLDM, 15 para el Partido Liberal (PL) y 13 para la formación de Lupu. Si estas cifras se mantienen, los comunistas y Lupu conjuntamente reúnen los 61 votos necesarios para elegir al presidente, pero Lupu, un ex comunista, ha reiterado que no quiere asociarse en solitario con el partido de Vladímir Voronin. Los otros tres partidos que ingresaron en el Parlamento, todos ellos dispuestos a negociar con Lupu, son acérrimos oponentes de los comunistas, por lo que el político que se perfila como el eje de la estabilidad deberá o bien mantener su palabra o bien confirmar las aprensiones de quienes temen que su cambio de filiación haya sido una táctica.

Comunistas y bloque conservador quieren pactar con los socialdemócratas

Las ambiciones de futuro y la experiencia del pasado pueden impulsar a Lupu a apartarse de sus ex camaradas y unirse a las fuerzas de oposición. Formaciones, como el Partido Cristiano Demócrata de Yuri Roshka, que en el pasado se asociaron con Voronin, han pagado esa experiencia con un castigo de los votantes en las urnas. Voronin, que actualmente es presidente en funciones de Moldavia, exhortó ayer a los otros partidos a "unirse en una coalición amplia" por la "patria", la "soberanía" y la "democracia". Con todo, la idea de que Moldavia necesita un cambio en el gobierno tiene hoy partidarios tanto entre quienes reconocen los méritos de Voronin -creación de un sistema mínimo de prestaciones sociales y el intento de consolidar el Estado-, como por quienes hacen hincapié en los problemas del régimen, tales como la corrupción y el nepotismo, hábitos residuales de la época soviética, y la creciente dependencia económica de Rusia. Moldovagaz, la compañía de gas, pertenece en un 50% a Gazprom y la principal central de energía eléctrica, situada en la zona separatista del Transdniéster, a la rusa Inter-Rao.

Medios diplomáticos occidentales en Chisinau señalaban ayer que la situación económica del país hace que sea urgente formar un equipo que pueda llegar a un acuerdo con el FMI. El vacío político, sin embargo, ha demorado las negociaciones con el Fondo, que planea enviar una misión en cuanto exista un Gobierno con el que dialogar. La situación económica del país, con una contracción del 9% del crecimiento como mínimo prevista para este año, quita argumentos a los partidarios de nuevas elecciones.

Recuento de votos en un colegio electoral de Chisinau, ayer.
Recuento de votos en un colegio electoral de Chisinau, ayer.AFP
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División política

- El Partido de los Comunistas (PCM), que gobierna en Moldavia desde 2001, consiguió el 45,1% de los votos, es decir, 48 de los 101 escaños del Parlamento, lo que no le permite formar Gobierno en solitario.

- El Partido Democrático Liberal (PDLM) obtuvo el 16,4% de los sufragios (17 escaños), el Partido Liberal (PL), el 14,4% (15), y la Alianza Nuestra Moldavia (ANM), el 7,4% (8).

- El Partido Demócrata (PDM), del ex comunista Marian Lupu, recibió el 12,6% de los votos, 13 escaños.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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