"Hay que deshacer los prejuicios y los miedos en casos como el de Rentería"
La agenda del director de Inmigración, Miguel González, incluye problemas como la excesiva concentración de alumnos inmigrantes en la escuela pública, los menores extranjeros no acompañados y la alarma social que vinculó al colectivo marroquí con la delincuencia en Rentería. Pide tiempo para abarcarlo todo y recuerda que su dirección está sobre todo para proporcionar herramientas a las demás instituciones. "Nuestro objetivo es fecundar a los otros departamentos para que gestionen mejor la diversidad", resume.
Pregunta: ¿Vamos a asistir a un endurecimiento del discurso sobre inmigración en Euskadi como el del PSOE en el Gobierno central?
Respuesta: No, en absoluto. Seguimos apostando por el concepto de ciudadanía inclusiva. Nos preocupa que el propio debate sobre la Ley de Extranjería dificulte después las tareas de integración. La ley puede contemplar algunas medidas que nos pueden gustar más o menos, pero al final lo que cala en la sociedad son los discursos, y sobre este terreno tenemos que hacer políticas de integración. Sobre eso queremos ser exigentes con el Gobierno de Madrid. Esperamos que, en el trámite parlamentario de la ley se puedan potenciar los aspectos positivos y se suavicen los más restrictivos.
"No endureceremos el discurso. Apostamos por la ciudadanía inclusiva"
P. ¿Cuáles son las principales líneas para esta legislatura?
R. La primera es fortalecer el tejido asociativo de los colectivos inmigrantes, para que las políticas publicas tengan interlocutores adecuados y los inmigrantes tengan voz propia. También en la vía de la integración hay que seguir fortaleciendo la red base municipal de acogida: la integración y los conflictos se desarrollan en el barrio, y los municipios necesitan herramientas. También queremos mejorar la coordinación entre los distintos organismos de la dirección, porque si no terminan elaborando su propia agenda.
P. ¿Qué pasó en Rentería, el primer conflicto de tinte xenófobo en Euskadi?
R. Los hechos son conocidos. Una presunta agresión sexual desemboca en una protesta vecinal a cuenta del malestar por la inseguridad ciudadana y se focaliza la ira vecinal en algunos comercios de la comunidad marroquí. Se produjeron comportamientos inaceptables, y hay que condenarlos con contundencia, pero, junto a eso, tenemos que analizar qué llevó a esa situación. La sensación de inseguridad también afecta todos por igual.
P. Los vecinos siguen convencidos de que los comercios marcados son un foco delincuencia.
R. Si tienen pruebas, pueden poner una denuncia. Los prejuicios son difícilmente atacables en el corto plazo. Tiene que haber un proceso fuerte de sensibilización y convivencia. Lo que tenemos que hacer es contrastar esas percepciones con la realidad, que en este momento no avala un aumento de criminalidad. Pero a la vez tenemos que ser conscientes de que las percepciones y los miedos también son parte de la realidad y hay que aprender a deshacerlos.
P. Lo ocurrido allí está relacionado con los menores extranjeros fugados del centro de acogida de Deba y los que renunciaron "voluntariamente" a la tutela de la Diputación de Guipúzcoa. ¿Cree conveniente hablar que se hable de menores extranjeros irrecuperables?
R. No podemos darnos por vencidos; estigmatizar a parte de estos muchachos no es la solución. La experiencia dice que cuando estos chavales reciben un itinerario educativo apropiado, responden fenomenalmente.
Miguel González
Miguel González (Bilbao, 1972) es abogado y economista, experto en cooperación al desarrollo y globalización. Viene del mundo asociativo, donde trabajó en Alboan y Bilbo Etxezabal. Reconoce que centrar el discurso en que la inmigración es necesaria tiene inconvenientes: "Cuando la cosa se pone dura, se caen los argumentos. Hay que explicar que tienen el mismo derecho a una red de protección en crisis".
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