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Crónica:Gran Premio de Gran Bretaña
Crónica
Texto informativo con interpretación

Rossi y Lorenzo se complican la vida

Ambos pilotos se caen, pero el italiano es quinto en una carrera en la que Dovizioso estrena triunfo

Oriol Puigdemont

En el motociclismo, tan importante es ser rápido encima de la moto como identificar los límites de cada uno en función de las circunstancias que rodean una carrera. En este sentido, no hay un elemento que condicione más a los pilotos que la lluvia, capaz de convertir el asfalto más adherente en el cristal más resbaladizo y de encarrilar el campeonato a favor de un piloto para volver dejarlo abierto 11 vueltas después. A la vez, la lluvia también ofrece imágenes insólitas como el podio de Donington Park, en la que fue la última carrera de MotoGP antes de que el Mundial se establezca a partir de la próxima temporada en Silverstone. Andrea Dovizioso se estrenó en la categoría de las motos pesadas un año y medio después de su debut, Colin Edwards terminó segundo y Randy De Puniet tercero. Segundones al poder.

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La carrera fue de locos. Con el cielo a punto de romperse, la mayoría optó por calzar sus motos con neumáticos lisos. Casey Stoner y Nicky Hayden, las dos Ducati oficiales, fueron los únicos que se atrevieron a colocar gomas rayadas, aunque pronto se percataron de la magnitud de la tragedia que les esperaba: fueron doblados antes de media carrera. La carrera recuperó el pulso y Jorge Lorenzo asumió el mando (quinta vuelta). Mal asunto para el mallorquín, que apretó los dientes y todo lo demás para tratar de abrir un hueco con respecto a Valentino Rossi, que en un plis plas, frenando, se zampó a Dovizioso y a Dani Pedrosa (sexta vuelta) y se situó tras él. Colocado al frente del pelotón y con Rossi a menos de medio segundo (novena vuelta), Lorenzo volvió a darse de morros con la cruda realidad de las carreras bajo la lluvia al abordar la entrada de un viraje cerrado a la izquierda.

Uno de los puntos fuertes del motociclista balear es su capacidad para fotocopiar vueltas. A la que consigue ir rápido una vez, calca y repite los automatismos y así alcanza ese ritmo con el que martillea a sus oponentes. Esta vez, sin embargo, se despistó, se abrió un poco más de lo normal, "sólo un par o tres de centímetros", según reconoció después, y el neumático delantero de su M1 lamió la línea blanca que delimita la pista, la moto no le avisó y ¡zas!, al suelo. Rossi vio la caída, se relamió el bigote dentro del casco y se preparó para otra gresca, esta vez con Dovizioso, que rodaba justo detrás.

No es casualidad que tras la carrera, todos los motociclistas calificaran las condiciones meteorológicas como las peores posibles. "Sólo hubiera sido peor correr con nieve", bromeó Il Dottore. En estos casos, el que va primero tiene las de perder porque no cuenta con referencias de frenada y aceleración, mientras que los que circulan detrás lo observan y analizan para tratar de adivinar donde está el abismo del cemento, el punto de no retorno. Es un escenario tan delicado, que ni siquiera el mejor piloto de todos los tiempos puede relajarse y bajar el pistón, pues corre el riesgo de comerse un marrón de aúpa. Eso fue lo que le pasó a Rossi a falta de diez vueltas, cuando tumbó demasiado su Yamaha al tomar una chicane, perdió todo el apoyo del neumático trasero y acabó deslizándose por la hierba. Tuvo suerte de ir prácticamente parado, así que pudo recoger su moto, ponerla derecha, reincorporarse a la carrera y cruzar la meta quinto.

Llegaron Rossi y Lorenzo a Donington Park con ganas de demostrarse muchas cosas y los dos se van de la misma forma, cabreados por haberse complicado la vida, enredados en una carrera de locos que deja las cosas prácticamente igual a cómo estaban.

Jorge Lorenzo rueda por el suelo tras su caída. Al fondo, Valentino Rossi.
Jorge Lorenzo rueda por el suelo tras su caída. Al fondo, Valentino Rossi.ASSOCIATED PRESS

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