Resaltemos la virtud
A juzgar por lo que a diario escuchamos, leemos o vemos en los medios, podríamos llegar a la conclusión de que nuestra sociedad está corrompida; de que está formada en su mayoría por defraudadores, ladrones, corruptos, estafadores, imputados, presuntos y caraduras. Pero sería una conclusión errónea. Aunque hay más gente de la deseada que responde a estos calificativos, me niego a que se generalice y se extienda la sensación de que éste es un país de granujas.
Nuestra sociedad está compuesta, en su mayoría, por personas honestas y dignas; personas como usted y como yo, cuyos comportamientos no merecen un titular, porque el buen obrar es lo que se supone y espera de la gente de bien. Ahora bien, tengamos cuidado. No vaya a ser que, de tanto ignorar la virtud y poner de relieve el pecado, terminemos por ver como algo normal el ser pecadores.
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