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Reportaje:

La Xunta de los 100 días

Feijóo cumple el período de cortesía sin atender compromisos como la derogación del decreto del gallego o la rebaja del tramo autonómico del IRPF

La relevancia al plazo se la dio el propio Feijóo. Desde que se vislumbraba la precampaña, pasando por el programa electoral y el discurso de investidura, la apelación a los primeros 100 días de Gobierno se convirtió en un recurso. El Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo cumple el lunes el último de ese centenar de jornadas sin atender dos de sus promesas más rutilantes: la derogación del decreto sobre el uso del gallego en la enseñanza y la rebaja del tramo autonómico del IRPF, que debía beneficiar a no menos de 660.000 familias gallegas, según los cálculos del entonces candidato a la presidencia de la Xunta. En el otro extremo de la balanza, el denominado "plan de austeridad" y la derogación de la Lei de Pesca engrosan el haber de las promesas cumplidas.

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Con el decreto del gallego no hubo ambages. "Lo derogaré en los primeros 100 días de Gobierno", declaró Feijóo, por ejemplo, a la periodista María Teresa Campos en una entrevista en Tele 5, ya después de las elecciones. Por si había alguna duda al respecto, la presidenta del PP de Vigo, Corina Porro, remachó: "Si el PP no deroga el decreto, me voy". Cumplido el plazo de cortesía, una tradición para historiadores y medios de comunicación que se remonta al inicio de la presidencia del demócrata Franklin Roosevelt en 1933, no hay derogación, y sí un secretario general de Política Lingüística que asesoró al bipartito, y que ha puesto de los nervios a Galicia Bilingüe, aliada de campaña del PP. Hay también una encuesta a los padres cuyos resultados y utilidad aún se desconocen.

El otro gran compromiso incumplido es el de la rebaja del tramo autonómico del IRPF. La anunció Feijóo en Carballo, en plena campaña electoral. Se trataba de "una inyección en vena" al consumo de las familias de 100 millones de euros, con reducciones para los hogares que no alcanzasen unos ingresos de 18.000 euros anuales. Cumplido el objetivo electoral, la victoria del PP, la promesa chocó con la crisis y quedó aparcada a la espera de tiempos mejores.

En el limbo entre lo observado y lo incumplido se encuentra el Plan Estratégico para afrontar la crisis económica. El programa electoral lo presentaba como un programa basado en la transversalidad, la coordinación entre administraciones y la integración de distintas políticas públicas, bajo el paraguas de la negociación previa con los agentes sociales. Lo que en realidad ha hecho el Gobierno de Feijóo es anunciar la redistribución de 1.224 millones de euros de los Presupuestos, con partidas que cambian de sitio sin abandonar el cajón de la misma consellería. La Xunta informó después a sindicatos y patronal y, a dos días de cumplir los 100, sigue sin ejecutar el cambio.

Menos discusiones suscita el cumplimiento del denominado Plan de Austeridad, aunque la oposición discrepe de las cifras. Según la Xunta, la reducción del número de consellerías y sobre todo de delegaciones provinciales, entre otras medidas, le permite ahorrar y destinar a finalidades alternativas 144 millones de euros, 24 millones más que los que proponía en campaña. Según el PSdeG, el nuevo organigrama sale en realidad más caro a los gallegos.

Hasta seis veces se refiere el programa del PP al plazo que expira el lunes. Además de los planes contra la crisis y de austeridad, es el horizonte establecido para aprobar el de infraestructuras y el estratégico del mejillón, además de para derogar la Lei de Pesca y crear de un grupo de trabajo "al máximo nivel", coordinado por Presidencia, para proponer mejoras de eficiencia y racionalización administrativa. El Gobierno ha cumplido con las promesas de reducir el número de altos cargos y con la Lei de Pesca. La Consellería de Infraestructuras trabaja contrarreloj para presentar su plan viario en pleno agosto. Y si el programa contra la crisis no es lo que se anunció, del mejillón y de la reforma administrativa nunca más se supo.

Hubo más promesas. Como la de aprobar en el manoseado plazo una Ley de Drogas, con el objetivo fundamental de "racionalizar" el consumo del alcohol. El tiempo se agota con un "informe" que anuncia la "estrategia normativa" en la materia, que pasará por prohibir la venta de alcohol a menores de 18 años.

Feijóo prometió nombrar al director general de CRTVG por consenso en los primeros tres meses. Lo hizo mucho antes, aunque sin el apoyo de la oposición. Otras promesas tardaron mucho menos en demostrarse incumplidas. Como la creación de una Consellería de Xustiza, que se desvaneció en cuanto el presidente dio a conocer la composición de su primer Gobierno.

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