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Reportaje:A FLOTE

"En Telecsal, la empresa somos todos"

Contra las adversidades del mercado, la empresa Telecsal tiene una receta infalible: "Cooperación entre los trabajadores, espíritu colectivo de lucha y resistencia empresarial". Y es que esta empresa de Cornellà de Llobregat, una sociedad anónima laboral en la que el 75% de los 54 trabajadores son a la vez propietarios de la empresa con idéntica participación, sabe mucho sobre temporales y sobre cómo sobrevivir a ellos. En sus 25 años de historia, Telecsal (Noves Tècniques Elèctriques, SAL), especializada en instalaciones eléctricas, equipamientos electrónicos y aplicación de microprocesadores para la industria, se ha hallado al borde del naufragio en más de una ocasión, pero puede presumir de haber encontrado siempre un salvavidas en la solidaridad y cooperación de los trabajadores propietarios de la empresa.

De hecho, Telecsal tiene su origen en una crisis, la que acabó hundiendo a la empresa Boncompte en 1983. Eran malos tiempos para la industria papelera (actividad a la que se dedicaban muchas de las industrias clientas de Boncompte) y la compañía acabó suspendiendo pagos. Los trabajadores no se quedaron con los brazos cruzados viendo como el empresario abandonaba el barco y los dejaba en la calle: optaron por reflotar la empresa, adquiriendo sus activos gracias a la capitalización del paro. Así nacía Telecsal.

Uno de aquellos empleados era Pere Oller, actual gerente de la compañía, firme defensor de un modelo empresarial en el que la gestión está en manos del trabajador y en el que la permanencia empresarial "debe estar garantizada frente a los azares del mercado". "Pase lo que pase, la empresa estará ahí. La fuerza que nos da el hecho de que la toma de decisones dependa de todos los que formamos la empresa nos permite confiar en que saldremos adelante", sostiene Oller. Las cifras que pone sobre la mesa muestran que la actual recesión económica también está pasando factura a Telecsal. Los pedidos de las industrias han descendido y para afrontar la feroz competencia ha tenido que bajar los precios. Los pedidos que entraron el año pasado "insuflan un poco de aire" a la empresa, que, según las previsiones, cerrará este ejercicio con una facturación de siete millones de euros, un millón menos que en 2008.

Pero Oller asegura que las cuentas saneadas de la empresa la ayudarán a sortear el mal momento. "No repartimos dividendos, los beneficios revierten siempre en la empresa. Y cuando un trabajador deja la compañía no se lleva consigo sus acciones, lo que evita la descapitalización de la empresa. Esto ayuda a resistir en épocas de recesión", sostiene Oller.

El gerente de la compañía cree que el final del túnel se acerca. Pero si se equivoca y las cosas van a peor, sabe que los trabajadores propietarios de Telecsal responderán, como lo hicieron en 2005, cuando la empresa se vio sumida en una crisis de tesorería: capitalizaron la empresa con aportaciones de su bolsillo y las recuperaron con intereses cuando las cuentas lo permitieron. O podrían acordar un ERE, como hicieron en 1993, tras los JJ OO de Barcelona: la mitad de los trabajadores (incluidos los directivos) dejaron el empleo, aunque la otra mitad que siguieron en su puesto laboral sacrificaron un 20% de su sueldo, que luego recuperarían, para crear un fondo con el que se "completó" el salario de quienes fueron al paro. Al cabo de un año y medio todos los afectados por el ERE volvían al trabajo, recuerda Oller. Son medidas acordes con los principios fundacionales de Telecsal, la primera empresa catalana que firmó un "contrato de sociedad", con el fin de garantizar su filosofía societaria. La empresa pertenece a Clade, el primer grupo empresarial cooperativo de Cataluña.

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