Iraníes en el exilio
Me gustaría felicitar a EL PAÍS por su cobertura sobre las elecciones y los últimos acontecimientos en Irán. Pero me causa extrañeza que no aparezca ninguna información acerca de una conferencia que tuvo lugar en París el 20 de junio. Cerca de 100.000 personas, la mayoría de ellos iraníes en el exilio, desde más de 20 países, viajan y se reúnen cada año para apoyar al líder de la resistencia iraní en el exilio, Maryam Rajavi.
Este año, entre otros, estaba el vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras. Se trata de pedir democracia y respeto de los derechos humanos para Irán. Al mismo tiempo, los seguidores de Maryam Rajavi se reúnen todos los días, de 11 a 13, enfrente de la Embajada iraquí en Londres para exigir que se cumpla la resolución de la Unión Europea acerca de Ashraf.
Ashraf es un pequeño asentamiento de iraníes en Irak, contrarios al régimen de los mullahs, que estaba bajo protección de Estados Unidos y ahora está bajo el Gobierno de Irak. Este Gobierno está intentando expulsarlos a Irán, lo que provocaría una auténtica catástrofe humanitaria. En Ashraf viven cerca de 4.000 personas. Cuenta con universidad y hospital y la mayoría tienen estudios superiores.
En vez de amenazar con tomar medidas contra Irán para parar su programa nuclear, deberíamos apoyar a los iraníes en el exilio -cerca de cinco millones- que quieren un régimen secular y democrático. Serían los propios iraníes los encargados de convertir a Irán en un país moderno y democrático.
