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Los marineros calman las aguas agitadas por Caruana

El ministro de Gibraltar se queda solo en su llamada a los navegantes para que desobedezcan a la Guardia Civil

El ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, ha encrespado las aguas de la bahía de Algeciras justo unos días antes de la histórica visita que el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, tiene previsto realizar a la colonia británica. Pero su insólito llamamiento a los dueños de embarcaciones que naveguen por aguas que Gibraltar considera como propias para que desobedezcan los requerimientos de la Guardia Civil y pidan ayuda a la policía del Peñón, incluso disparando bengalas, no ha provocado grandes cambios en la zona. Lo que sí produjo fue un revuelo político que a punto estuvo de frustrar la visita que Moratinos, finalmente, llevará a cabo mañana.

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La situación en la zona sigue siendo de normalidad casi total. La Guardia Civil mantiene sus patrullas por las aguas de la bahía de Algeciras, intentando, eso sí, "ser cautelosa" a la hora de realizar cualquier inspección. Los agentes tratan de "molestar lo menos posible" a los vecinos gibraltareños, con el objetivo de poder recuperar el clima existente antes de que el Gobierno gibraltareño emitiera su polémico comunicado.

¿Qué motivó el sorprendente llamamiento de Caruana? "Lo que ocurre en la actualidad es que las embarcaciones de la Guardia Civil se adentran en nuestras aguas y piden la documentación a los barcos de Gibraltar", asegura el patrón de una embarcación de recreo con bandera gibraltareña. Y añade: "Antes la Guardia Civil sólo llegaba a esta zona cuando perseguía algún supuesto acto delictivo, del que además informaba a la policía de Gibraltar".

Para los gibraltareños, ésa es la diferencia que ha llevado a Peter Caruana a mostrar su malestar por las actuaciones del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Unas actuaciones que la propia Guardia Civil ha negado en todo momento. Los mandos del instituto armado aseguran que "la forma de actuar sigue siendo la misma de siempre".

No obstante, en el puerto deportivo del Peñón no todos se muestran a favor del comunicado emitido por el Gobierno de Caruana. Algunos patrones y tripulantes de embarcaciones -que pidieron que su identidad no fuese desvelada, "por la situación creada"- consideran "excesivo, desmesurado e incluso peligroso" que el ministro principal del Peñón llegue a recomendar a sus ciudadanos disparar bengalas para pedir auxilio a las autoridades marítimas del Peñón en caso de que sean requeridos por la Guardia Civil.

"Es peligroso intentar lanzar una bengala ante un cuerpo policial armado, máxime cuando uno no se halla en una situación de peligro, en la que se pueda temer por la vida de alguno de los ocupantes del barco", comentan algunos llanitos a pie de muelle.

En la misma línea se pronuncian los que navegan por la zona y tienen su puerto base del lado español de la verja. El patrón mayor de la cofradía de pescadores de La Línea de la Concepción (Cádiz), José Rodríguez, asegura que "desde hace unas semanas se ha notado que las patrulleras de la policía gibraltareña son más expeditivas a la hora de echar a nuestros barcos de las aguas más próximas a la costa del Peñón".

Rodríguez recuerda que en el año 2002 se consiguió "un acuerdo con Caruana para poder pescar a 200 metros del litoral de la Roca, pero cinco o seis barcos que pescan coquinas en la cara sur de Gibraltar se adentraban sin problemas hasta algo más cerca". Según el patrón; "eso ya se ha acabado".

Como ejemplo de este cambio, José Rodríguez relata que "incluso el día de la Virgen del Carmen [patrona de los marineros, que se celebra el 16 de julio] había dos lanchas gibraltareñas en zona fronteriza, para que los barcos que acompañaban al remolcador en el que viajaba la imagen no se adentrasen en las aguas que, según ellos dicen, son de su jurisdicción".

A pesar de ello, no se han producido altercados graves entre las autoridades gibraltareñas y los pescadores linenses porque, según afirma el patrón mayor de la cofradía, "desde hace mucho tiempo no se meten" con ellos, en alusión a la postura que adopta la policía gibraltareña. Finalmente, todo parece haber quedado reducido a una tempestad en un vaso de agua.

El peñón de Gibraltar, con el puerto a la derecha y el aeródromo a la izquierda.
El peñón de Gibraltar, con el puerto a la derecha y el aeródromo a la izquierda.RICARDO GUTIÉRREZ

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