"Si llega a ocurrir en mi partido, Bárcenas me dura cinco minutos"
Dos semanas después de abrir una nueva etapa en las relaciones de Navarra y el País Vasco con la firma de un protocolo de colaboración con el lehendakari, Patxi López, y siete meses después de haber roto el pacto de UPN con el PP para apoyar los presupuestos de Rodríguez Zapatero, el presidente de la comunidad foral, Miguel Sanz (Corella, 1952) aborda sus dos últimos años en la política (ha dejado la dirección de UPN y no será candidato en 2011) con la tranquilidad que le proporciona sentirse ya fuera de la batalla.
Pregunta. ¿El pacto de colaboración con Euskadi es el preludio de algo más avanzado?
Respuesta. No, si se refiere a la posibilidad de órganos comunes estables. Siempre me he negado y siempre me negaré. Ese acuerdo es el de dos presidentes de dos comunidades autónomas con muchos intereses comunes, pero diferentes, que forman parte de España y potencian sus relaciones bilaterales desde el respeto a las respectivas realidades político-institucionales.
"El PP se está equivocando en su estrategia política. Por eso no despega"
"Al final se demostró que el Gobierno no 'vendía' Navarra a ETA"
P. ¿Qué tienen en común Navarra y Euskadi para que se apoyen de modo tan atípico partidos que son antagonistas naturales, UPN-PSN y PSE-PP?
R. Desgraciadamente, es el terrorismo. Eso es lo que pone aquí la línea divisoria entre el constitucionalismo y el soberanismo independentista y no entre izquierdas y derechas.
P. ¿Se acaban las ayudas directas del Gobierno vasco a ikastolas navarras?
R. Sí, eso se acaba. Podrá haber colaboración, convenios institucionales, pero la competencia en la financiación de los centros escolares en Navarra es del Gobierno navarro.
P. Aunque no les concierna, por el régimen fiscal de Navarra, ¿qué le parece el acuerdo de financiación autonómica?
R. Me parece positivo. Y sí es un modelo, pese a las críticas poco serias, con argumentos poco rigurosos, o al simplismo de decir que es un pacto con Cataluña por intereses partidistas.
P. Se refiere al PP.
R. Y a algunos tertulianos. Cuando ya no tienen argumentos, sacan incluso el convenio navarro o el concierto vasco para decir que son insolidarios, o afirman que Madrid es la única comunidad que aporta al fondo de solidaridad. Como será algo que oigamos muchas veces, quiero que quede claro: eso no es verdad y nosotros también aportamos. En Navarra pagamos el beicon a precio de jabugo, porque los servicios que nos presta el Estado no los pagamos en razón de nuestros habitantes, que somos el 1,4% de la población española, sino de nuestra renta, que es el 1,6%. Esa diferencia va al fondo de solidaridad. Sin contar con que nuestra alta empleabilidad hace que ingresemos en la Seguridad Social más de lo que cobran nuestros pensionistas. De privilegio, nada.
P. ¿Tiene Zapatero garantizado este año también el voto de UPN a los presupuestos?
R. Sería una frivolidad decir sí o no ahora. Tengo que decir que las relaciones son extraordinarias, pero habrá que hablar. Y no dependerá sólo de que el PSN apruebe las cuentas en Navarra.
P. Al hilo de esto, ¿cómo se pasa de ser el azote de Zapatero al acuerdo y el apoyo?
R. Yo no he cambiado, han cambiado las circunstancias. Yo me oponía a un proceso de negociación con ETA en el que me consta que la banda metía a Navarra, y eso ya no existe.
P. ¿Usted creyó de verdad que un Gobierno de España podía vender Navarra a una organización terrorista u obedeció a la estrategia del PP?
R. Al final se demostró que no era así, pero ETA lo pidió, eso lo sé seguro. Y lo de vender Navarra no lo dije yo, sino Del Burgo.
P. Pero sí dijo, el 23 de mayo, que estaba "en riesgo el proyecto institucional de Navarra" y tres días después de las elecciones, el 31, ofreció el pacto al PSN. ¿Qué le convenció en ese lapso tan corto de que ya no existía el riesgo?
R. Yo seguía manteniendo mi posición. Buscaba convencer al PSN de que no se plegase a una coalición de Gobierno con Nafarroa Bai, donde mandan los independentistas, que era tremendamente peligrosa. No imagino un presidente de Navarra con consejeros en su Gobierno pidiendo todos los días la integración en Euskadi o haciendo alarde de no plegarse a lo que se debe hacer cuando hay un atentado.
P. Y su ruptura un año después con el PP para apoyar los presupuestos, ¿fue el precio sobrentendido y diferido que usted pagó al PSOE por el sostén del PSN?
R. En absoluto. Yo he aprobado antes presupuestos con el PSN, estando en pacto con el PP, y el PSOE nunca me ha exigido nada.
P. ¿Qué impresión tiene de la oposición que hace Rajoy?
R. Podrían hacer mayor esfuerzo. No es razonable que no haya acuerdo, en unos momentos tan complicados, en medidas para la crisis o en el modelo de financiación autonómica. La obligación primera es siempre de quien gobierna, pero si la oposición no pone nada de su parte y se instala en los grandes pronunciamientos es inevitable que termine cayendo en la incoherencia. No todo es igual en todos los momentos.
P. ¿En qué se equivoca?
R. El PP se está equivocando en la estrategia política; no quiero ir más allá, pero es evidente que ni en las peores condiciones del Gobierno despega.
P. ¿Está demasiado absorto en las querellas internas, los casos de corrupción...?
R. Yo, si a mí me hubiese ocurrido en mi partido un asunto como el de Bárcenas... vamos, a mí Bárcenas me dura cinco minutos.
P. No estaría en su puesto.
R. Ya he dicho: cinco minutos.
P. ¿Vale lo mismo para Camps?
R. Sin hacer corporativismo de presidentes, y sin saber más que lo publicado, creo que son casos distintos.
"Dejo una UPN bien asentada"
Pregunta. ¿Ve usted asentado el liderazgo de Rajoy?
Respuesta. Yo no estoy en el PP...
P. Pero tantos años de alianza hacen que lo conozca bien.
R. Veo dudas, cuestionamientos en el PP hacia su presidente, que yo no he visto hacia mí en mi partido. Se ven diferencias estratégicas y políticas importantes, de personas importantes del PP, en relación con su líder. El tener que subrayar que la abstención de sus comunidades en financiación la ha ordenado él me parece más un signo de debilidad que de fortaleza.
P. ¿Quiere decir que habría dejado hacer a cada una?
R. Exacto. Lo digo por experiencia. Las comunidades se deben al interés de sus ciudadanos y también al interés general. Pero si Esperanza Aguirre cree que el acuerdo perjudica a Madrid, debería haber podido votar en contra.
P. ¿Le ve candidato en 2012?
R. Más bien, no veo la posibilidad, o el atrevimiento en nadie en el PP para que no lo sea. Otra cosa es que vaya con posibilidad de ganar, aunque lo haya hecho en las europeas.
P. Por cierto, su sucesora, Yolanda Barcina, pidió veladamente el voto para el PP en las europeas. ¿Usted lo habría hecho o es un indicio de proclividad a recuperar el pacto?
R. Yo hubiese sido más partidario de no decir nada. Pero no tengo dudas sobre Yolanda Barcina y no veo otra alianza con el PP. Ella tiene su estilo y hay que respetarlo. Tiene trayectoria acreditada y es una candidata electoral muy potente. Dejo un partido unido, bien liderado, asentado en cada rincón de Navarra, y líder.
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