Al anochecer llueven mosquitos
La invasión de insectos en Isla Mayor y Pinzón obliga a meterse en casa a las 22.00
Podría haber sido el guión de una de esas películas apocalípticas de Hollywood, que tratan sobre terribles desastres naturales, pandemias o plagas dispuestas arrasar con todo lo que se les ponga por delante. En el caso de las plagas de mosquitos de Pinzón e Isla Mayor, dos municipios de la provincia de Sevilla separados por 25.000 hectáreas de marismas y cultivos de arroz, sus habitantes no corren peligro de exterminio, pero muchos no dudan en calificar la situación de "dramática".
La semana pasada sufrieron la mayor invasión de mosquitos que recuerdan en su historia; densísimas bandadas cubrían sus calles como enormes nimbos amenazantes, oscureciéndolo todo. "Cuando llegaban era imposible ver algo. Había que ir con la boca y la nariz tapadas y meterse cuanto antes en una casa, si no, te tragabas millones de mosquitos", aseguran los lugareños de Pinzón, una pedanía de unos 500 habitantes.
"Si no nos encerramos en casa, nos comen", dice una vecina
La humedad y el cambio de insecticida son dos de las causas
Una joven de esta localidad que tenía que ir por las mañanas a examinarse en la Universidad de Sevilla cuenta que muchas veces le era imposible avanzar con el coche a la salida del pueblo. "El cristal se quedaba completamente negro".
Como negras se quedaban las paredes y aceras de Pinzón e Isla Mayor (5.000 habitantes) cuando aparecían las hordas de insectos, siempre en las horas crepusculares del amanecer y el anochecer. "Aquí estamos acostumbrados a los mosquitos, el pueblo está al lado de los arrozales, donde se generan, y lo asumimos, igual que lo hacían nuestros abuelos y bisabuelos. El problema es que este año hay muchos más que nunca", comenta el delegado de alcaldía de Pinzón, José Ramón del Valle. "Estos mosquitos que vienen del arroz no pican, pero en tan grandes cantidades dificultan mucho la vida diaria del pueblo", remata.
Los motivos de este aumento son varios, como la mayor humedad de este verano con respecto a los anteriores, y el hecho de que los cultivos de arroz estén al máximo rendimiento. Pero hay una tercera causa que ha resultado clave: en diciembre de 2008, la Junta de Andalucía prohibió, por mandato europeo, el uso del Malation, insecticida que se aplicaba hasta entonces sobre los arrozales y que ahora se considera nocivo para el hombre y el medio ambiente.
Su supresión produjo el aumento masivo de la presencia de mosquitos en los alrededores. "Ahora están fumigando con otro insecticida en fase de prueba, pero sólo en 3.000 hectáreas, y también puntualmente en torno a los dos pueblos", comenta el alcalde de Isla Mayor, Ángel García Spuny (IU), aspecto que ha confirmado la Delegación de Agricultura de Sevilla. Por eso, la invasión ya no es tan masiva en los últimos días y prácticamente han desaparecido las nubes negras, pero en su lugar ha aumentado la cantidad de otro tipo de mosquitos, los culífidos, que sí que resultan lesivos y no provienen de los arrozales, sino de la vegetación y de la humedad de las marismas.
"Mira cómo nos dejan", comenta una mujer de Pinzón mientras muestra una pierna regada de puntos rojos provocados por los picotazos. "A partir de las 22.30 no se puede estar en la calle, nos vemos obligados a encerrarnos en nuestras casas. Si no, nos comen", se queja.
En ambos municipios están acostumbrados a convivir todos los veranos con este tipo de mosquitos, pero, desde la supresión de la fumigación con Malation, "el número ha aumentado", como asegura el alcalde de Isla Mayor. "Muchas noches resulta casi imposible estar en la calle más tarde de las 22.00. Los bares del pueblo se han visto obligados a cubrir por completo sus terrazas con mosquiteras de metal. Es la única forma de tomarse una cerveza".
Varios vecinos de Pinzón fueron hace una semana a Sevilla para exigir una solución al Gobierno autonómico, y ambos pueblos elevaron una petición a las consejerías de Medio Ambiente y Agricultura. Portavoces de la Junta aseguran que "están tomando medidas", y que se ha elaborado un convenio de colaboración con la Diputación provincial sevillana para resolver el problema.
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