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Suquía dio cobertura a 2.000 iglesias

En la diócesis de Santiago, de A Coruña a Pontevedra, no había ninguna iglesia asegurada hasta que Ángel Suquía fue nombrado arzobispo. Llegó en el 73 y estuvo aquí hasta el 83, y poco después de venir le ordenó a su entonces secretario personal, el sacerdote compostelano Santiago Ferreiro, hoy miembro del Consejo de Administración de UMAS, que gestionase un seguro de responsabilidad civil para todas las parroquias e iglesias de la provincia eclesiástica.

Ferreiro recuerda que tuvo que buscar cobertura para cerca de 2.000 templos, incluidas las 1.071 parroquias. El religioso, que trabaja en la sede de la mutua eclesial en la rúa do Vilar, explica que todavía hoy sigue corriendo por cuenta del arzobispado este seguro a terceros, una póliza que se hace cargo de los daños que puedan sufrir los fieles y los visitantes dentro de cada iglesia.

Lo que quedó sin cubrir, en tiempos del cardenal vasco, fue el patrimonio. El arzobispo insistió en sucesivas ocasiones por escrito a los párrocos que debían asegurar tanto el contenido como el continente de las iglesias que tenían bajo su gobierno pero, según Santiago Ferreiro, "unos lo hicieron y otros no". Ahora, buena parte de los inmuebles de la Iglesia, algunos con gran valor patrimonial, siguen sin inventariar, sin tasar, y absolutamente desprotegidos ante los riesgos de siniestro y robo, este último bastante frecuente. "Como la Iglesia no les obliga a asegurarse, hay párrocos que se despreocupan por completo", comenta Ferreiro. "Haber ya ha habido algún accidente gordo, pero el arzobispado no puede asumir el coste de un seguro multirriesgo para todos".

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