USUARIOS
"Los usuarios pasan más horas delante del televisor el fin de semana". Lo que me llamó la atención de otra extraña estadística -¿las siestas con el aparato encendido cuentan?- no era el televisor, sino el "usuario", que todo lo llena.
Reconozco que en mi otra vida me dedico a exterminar el "usuario" en textos de este periódico (también persigo a "dispositivo"). Labor tan inútil como contar "tíos" en una serie juvenil.
El Ayuntamiento de mi pueblo difunde que los "usuarios" del transporte público han subido o bajado; al final de verano cuenta a los "usuarios" de la playa y cómo crecen los "usuarios" de las bicis. Aún no contabiliza a los "usuarios" del zapato.
También conocemos los millones de usuarios del móvil, recientemente a los usuarios de la Cruz Roja en San Fermín, incluso los usuarios de la prostitución (no me lo invento, todo esto se ha reproducido en nuestros medios de comunicación). Por qué nos vamos a extrañar de que el telespectador haya sido abducido por el "usuarios" de la TDT. Nos hemos quedado sin televidentes como nos quedamos sin viajeros, bañistas, ciclistas, heridos o puteros. Todos se han transformado en "usuarios". Dónde fueron a parar abonados y clientes, dónde el público, la gente o la simple, llana y suave "persona".
¿Cómo es posible que en los tres millones y pico de palabras del Quijote no cupiera ni una vez "usuario"? ¿En qué fecha, no lejana, esta palabra nos ha llenado la prensa, la radio y la televisión? En este páramo léxico ¿cómo sobreviven Cifras y letras, Pasapalabra o Password?
Abro la puerta del ambulatorio a un anciano que, al traspasarla, ha mutado en número de usuario de la Seguridad Social. Veo a una señora sentada en un banco y no le pongo cara de "usuaria de parques públicos". Los "usuarios" son replicantes de Blade runner que han invadido diales, páginas y pantallas. Hace unas semanas apareció por estas páginas el siguiente pie de foto: "Un usuario lee en su móvil...". De aquí al "un usuario lee en su libro" queda un paso. The Economist se preguntaba en 2006: ¿Quién mató al periódico? Yo se lo digo: el usuario.
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