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La cárcel estudia si los fugados tuvieron ayuda en el interior

El centro penitenciario de Castellón abre una investigación para aclararlo

María Fabra

Un barrote arrancado. Sábanas anudadas. Un artilugio para auparse sobre el muro exterior. La fuga de dos presos de la cárcel de Castellón, en la madrugada del domingo, fue más propia de un guión de película que de un hecho real. "Era de noche y no hicieron ruido", relató ayer el subdelegado del Gobierno en Castellón, Antonio Lorenzo, después de anunciar la apertura de una investigación para determinar los "posibles errores".

Un guardia civil los vio en el pasillo de seguridad del recinto pero lograron escapar. El caso es que el cúmulo de circunstancias ha provocado que Instituciones Penitenciarias investigue la ayuda con la que contaron los presos, tanto en el interior como en el exterior de la cárcel. En el interior, por el hecho de haber contado con un artilugio que les facilitó la fuga, y en el exterior, por lo rápido que desaparecieron del entorno de la prisión.

Una de las garitas, sin vigilancia, sirvió de escalera a los presos en su fuga

Los fugados procedían de la prisión de Murcia y son colegas de causa. Es decir, estaban en prisión por un delito de tráfico de drogas que cometieron juntos. No son peligrosos y estaban pendientes de un recurso ante el Supremo que ha de ratificar o revocar su pena. El funcionario que hacía la ronda en su pasillo pasó por la celda a las 2 de la madrugada y todo estaba en orden. A las 4.28 saltó la alarma de infrarrojos que hay entre los dos muros de seguridad de la cárcel, al mismo tiempo que uno de los guardias civiles de una de las garitas se percató de su presencia y prácticamente a la vez que el funcionario del interior de las instalaciones detectó su ausencia. El agente, que obedeció la orden de no disparar, les dio el alto.

El hecho de que varias de las garitas de seguridad adosadas al muro exterior carecieran de vigilancia propició que una de ellas les sirviera de escalón, utilizando un artilugio fabricado con palos y trozos de sábana, y les "lanzara" hasta el exterior, de donde desaparecieron "como un rayo", según informaron fuentes de la prisión.

Antonio Lorenzo admitió ayer que no todas las garitas de la cárcel castellonense cuentan con la presencia de un guardia civil. Éstas se ocupan de forma aleatoria porque no se considera necesario que las siete con las que cuenta la prisión estén cubiertas.

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En sus 25 años de vida, la cárcel de Castellón ha registrado tres fugas. Las dos anteriores ocurrieron en 1995 y 1997.

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