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Columna
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Solución al 'sudoku'

Escribió Lorenzo Silva que "para tener la boca grande hay que tener el culo limpio", frase escatológica pero certera que retrata muy bien la falta de autoridad moral que tiene el PP para hablar de financiación autonómica, de manera muy especial su presidente en Andalucía Javier Arenas. Los gobiernos de Aznar, de los que Arenas formó parte destacada, le dejaron a deber a Andalucía la llamada deuda histórica y el reconocimiento del censo real de población. Ambas cifras, sumadas dan 4.200 millones de euros que han tenido que satisfacer diferentes gobiernos socialistas desde 2004 hasta la fecha. Por este motivo no tiene autoridad política para hablar pero Arenas, como dijo una vez Manuel Chaves, actúa con total desahogo, como podrán comprobar quienes renuncien hoy a la playa para ver el pleno del Parlamento andaluz (me malicio que una exigua minoría de la población andaluza). En cualquier caso Arenas es bastante previsible, como explicó el portavoz socialista, Manuel Gracia, y ya se sabe antes de que hable lo que va a decir: todo está mal, el PSOE es muy malo, Chaves es muy malo, Griñán es muy malo, Zapatero es muy malo, en Andalucía hay un régimen y este acuerdo de financiación es una traición a Andalucía. Debe ser que Rajoy ofrece como un valor el hecho de ser previsible y Arenas en esta materia lo es. Incluso más que Rajoy, porque tiene como muletilla repetir aquella parte de la frase que él mismo considera fundamental, por lo que es previsible por partida doble.

Dicho lo anterior sobre este sudoku o matemática recreativa, como ha sido denominada la negociación de la financiación autonómica, nos queda el sabor amargo de que todos hemos ido a remolque de Cataluña hasta el punto de que el escollo final era Esquerra Republicana a quien se ha estado esperando hasta el último momento con el aliento contenido. El Gobierno de España ha negociado con el de Cataluña y hasta que no ha alcanzado un acuerdo con la Generalitat no ha comenzado con el resto. Los demás presidentes autonómicos han sido entretenidos más o menos a lo largo de estos meses mientras se discutía el problema fundamental, el del tripartito. Y eso suponía alcanzar la cifra de 3.800 millones de euros adicionales, que Cataluña estuviera cinco puntos por encima de la media, tener presente como factor fundamental los niveles de renta catalanes y una cesión de impuestos del 50% del IVA y el IRPF y del 58% de los impuestos especiales. Esos criterios, de una u otra manera, son los que han servido de base. Es verdad que la presión andaluza ha conseguido que la población sea el primer elemento de cálculo y que se tenga en cuenta el número de habitantes en edad escolar. No está mal, pero es como añadirle una estrofa a una canción cuya música había sido compuesta de antemano por otros. La negociación ha sido primero Estado-Generalitat. La presión andaluza ha sido mayor que la del resto de comunidades y su visto bueno era imprescindible, pero es obvio que los hechos se han desarrollado así. Dijo una vez un conocido periodista gaditano que España es un culo con dos granos: País Vasco y Cataluña, y este Gobierno parece que lo ha asumido como propio. Salvo mejor explicación Cataluña va a recibir de fondos adicionales 3.800 millones y Andalucía 1.700, lo cual necesita de buenos argumentos. Es cierto que Cataluña estaba mal financiada, que había tenido un importante aumento de la población (al final el peso de la emigración también cuenta, aunque no sepan catalán). Parece que se dedica una parte importante de los fondos a la igualación de los servicios en toda España pero los detalles son fundamentales. Por ejemplo ¿por qué motivo tenemos que pagar todos los españoles las políticas lingüísticas que han querido poner en marcha los diferentes nacionalismos? ¿Podemos soportar el déficit que el sistema supone para el Estado? ¿Es verdad que se ha mandado la propuesta por fax? En estos tiempos volver al vetusto fax no dice mucho a favor del funcionamiento de la Administración.

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