La ópera de 'O serán das mezzos' llena el Paraninfo de Santiago

O serán das mezzos era un programa francamente atractivo. Se trata de dos conciertos, Tolemias de amor y Little (ever) green(s), protagonizados por mezzos, que simbolizan dos viajes: uno temporal, del siglo XVI al XXI, y otro conceptual, de una visión historicista, de antiguas canciones de amor a una bendita irreverencia actual.

En el Paraninfo de la Universidad de Santiago, Guillemette Laurens y Manuel Vilas protagonizaron Tolemias. Laurens cantó con gran expresividad y un timbre francamente grato. Su afinación, por momentos imprecisa pero que siempre acaba por dar la nota recercando con rapidez, no fue óbice para una gran actuación. Cuidadoso e inspirado como acompañante y espléndido en sus solos al arpa de dos órdenes, Manuel Vilas hizo gala de riqueza de ataques, dinámica muy matizada y de gran musicalidad.

Manuela Custer es lo que en teatro se llama un auténtico animal escénico. Para ella, una laringitis sobrevenida el mismo día de la actuación no es suficiente motivo para cancelar el concierto. Por megafonía se anunció que sólo quedaban fuera del programa las piezas más comprometidas vocalmente. No quedó claro el orden del guión superviviente, pero casi dio lo mismo. Custer se mostró mermada de voz, pero soberbia como actriz en gestualidad facial y corporal. De agradecer. Ayudó la puesta en escena e iluminación de David Livermore.

Salvo la horrible afinación de su primera violinista, Dolce & Tempesta tuvo una gran actuación, bien concertada por Stefano Demicheli. Entre éste y Livermore saltó el momento-milagro de la noche: un repente al clave, con una dignísima versión no programada de la Chacona en re (de la Partita nº 2 para violín solo) de Johann Sebastian Bach.

La luz cenital blanca sobre la partitura y el brillante azul de la pantalla luminosa trasladaron al público al edén de la música pura.