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Reportaje:

Verdasco decide el doble

España adelanta a Alemania en los cuartos de la Davis gracias a la gran actuación del madrileño frente a la pareja germana

Aquí la Copa Davis y aquí Fernando Verdasco, un hombre con el destino unido a un trofeo, sudor y penalidades para soldar su carrera a la Ensaladera de plata. Es sábado de Davis, se juega el dobles en los cuartos y Feliciano López sufre más que habla. Nicolas Kiefer y Misha Zverev han identificado al toledano como el eslabón débil de la pareja española. Contra Feliciano, siempre corajudo, van los alemanes, tenistas como lobos: fieros en la táctica, siempre en la red, delante; grupales en la estrategia, cazadores contra su juego de fondo; intimidantes a la espera de su momento, que finalmente llega. Feliciano sirve con un set y 5-4 para España, que ahí busca medio partido. Muerde Kiefer y Zverev se arranca. Break. Al tie-break. Y una voz que se agiganta: "¡No nos vengamos abajo!" Es Verdasco quien habla, quien se rasca la garganta, un torbellino respondiendo a los soplidos de la grada (6-3, 7-6, 6-7 y 6-3; 2-1 en la eliminatoria).

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Rafael Nadal está lesionado. España, sin embargo, ha encontrado en el erial de su ausencia a algo más que a un secundario: si el número nueve juega hoy y cierra la eliminatoria ante Kohlschreiber, la selección habrá confirmado a otro líder, el segundo héroe de Mar del Plata. Falta, sin embargo, eso: que juegue.

Enfrentado al reto de tres partidos en tres días, tocado el cuerpo por los inclementes rayos del sol y visto el alto nivel de Kohlschreiber, el equipo español se reunió anoche para decidir quién disputará la última jornada (TVE1, 13.00). Juan Carlos Ferrero, aupado hasta el número 37 por sus cuartos en Wimbledon, aún tiene posibilidades, sobre todo si el quinto punto es decisivo. "Los tres (Verdasco, Robredo y Ferrero) tienen opciones", apuntó Albert Costa, el seleccionador. "¿Por qué no va a jugar Verdasco? No veo razón alguna para eso", avisó Zverev.

Primero, el partido de dobles, con el público trabajando de lo lindo -"¡Va Feli! ¡Con ganas!"; "¡Venga que ya son nuestros!"- consciente de que el punto valía oro. "Fer y Feli, cuando tienen que dar la talla, en partidos importantes, la dan", argumentó Costa. "Han sacado el encuentro adelante con fuerza, ambición y mucha garra".

El equipo español interpretó el apretado marcador del viernes (1-1) como una oportunidad. Hubo quien señaló que Verdasco perdía su partido contra Beck por un set a dos y 15-40. Que la eliminatoria podía ir 0-2. "Al menos estamos vivos". Con esa reflexión, los españoles pasaron la noche viendo los deportes en el telediario; cenando un buffet en el restaurante Roberto; reuniéndose con Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte; y empezando a preparar el dobles. Hubo vídeos de la pareja alemana, unos pocos, conseguidos de un solo torneo y en algún caso a través de YouTube. El análisis fue corto: Verdasco llegó con Zverev a la final de Brisbane y tenía claro por dónde atacarle. Quizás de ahí naciera su confianza. Porque Verdasco, transformado desde que dio a España el punto decisivo en la final ganada en Mar del Plata, estuvo tremendo. Ésta fue su receta: "Hay que atacar, tener determinación". Ésta, su actitud: gestos constantes, la épica en la cara, el deseo en el cuerpo, sus ánimos a Feliciano transmitidos a través de puños cerrados, pelotazos de hierro y golpes pecho con pecho. Éste, su efecto. "Nos pusieron contra la pared. No pudimos hacer nuestro juego", reconoció Kiefer.

Hubo ayer dos equipos y un tenista dominante. Verdasco. Le empujaron su tenis con peso de cemento, el club de la armada española bramando desde los asientos y su actitud de toro bravo sobre el albero.

Es domingo y falta un punto. Nada sobra. Alemania siempre es Alemania: está en Marbella, pero no entiende de vacaciones.

Feliciano López abraza a Verdasco tras la victoria.
Feliciano López abraza a Verdasco tras la victoria.JULIÁN ROJAS

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