Deudas y pagos irregulares en la fundación de Cacharro Pardo

La apertura de una investigación encargada por la Diputación de Lugo ha permitido determinar la existencia de deudas a trabajadores y proveedores de la Fundación del Centro Superior Cinegético y Piscícola de Galicia, una entidad creada y gestionada hasta ahora por el anterior presidente del organismo provincial, el popular Francisco Cacharro Pardo. Ayer se celebró una reunión extraordinaria del reformado patronato, que ahora está presidido por el actual titular de la Diputación lucense, José Ramón Gómez Besteiro, en la que se dio cuenta de los informes que se realizaron a raíz de la apertura de la investigación. Lo que encontraron los técnicos no tiene desperdicio: sanciones de tráfico sin pagar; alquileres de vehículos, pese a tener dos en propiedad; el pago de un viaje a África y la reparación de un coche que no tenía vinculación alguna con el parque móvil de la fundación.

La investigación se inició el pasado 25 de marzo, cuando la Diputación sospechó de la existencia de supuestas irregularidades, al descubrir el inicio de embargo por un impago a la Agencia Tributaria. La fundación fue creada por Cacharro Pardo para gestionar una finca, propiedad de la Diputación, situada en las inmediaciones del Pazo de Tor, en Monforte de Lemos. En marzo, se constató la muerte, por presunta inanición, de varios animales; otros se encontraban totalmente abandonados y se produjo una amplia deforestación en 50 hectáreas, que ocasionó desperfectos en los 11 kilómetros de caminos de la finca.

Un vallado sin hacer

Ahora, los informes revelan que los tres trabajadores adscritos a la gestión de la fundación tenían pendiente el ingreso de cinco mensualidades y que varios proveedores no habían cobrado. En total, el organismo debe 106.000 euros por ambos conceptos, aunque también se están estudiando dos facturas pagadas, de 20.000 y 5.000 euros, por un vallado de la finca que nunca existió. Una de las empresas beneficiadas sería propiedad de uno de los anteriores patronos.

Mientras, los nuevos gestores de la fundación están a la espera de que el anterior gerente devuelva un vehículo de alta gama que le fue reclamado mediante un burofax. Se desconoce dónde está el dinero que se recaudó como consecuencia de la deforestación. Los técnicos calculan que supuso unos ingresos de 725.000 euros.