Barberá pide un cambio en el código penal para que no se juzgue a Camps
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, insistió ayer en que las anchoas que acepta José Luis Rodríguez Zapatero del presidente de Cantabria encajan en el mismo artículo penal que los trajes que supuestamente recibió Camps de la trama corrupta. Barberá se mostró partidaria de cambiar el código penal "para poner las cosas claras y salir de esta espiral de locura". "Lo que no se puede es hacer sufrir a alguien honrado y trabajador [en alusión a Camps] como se está haciendo".
Para Barberá, "es perfectamente comparable" la aceptación de los supuestos regalos de la trama corrupta a Camps "a cambio de nada, ni de adjudicación, ni nada de nada, con cualquier otro obsequio en consideración a la función; o con que determinadas autoridades puedan ir, por ejemplo, a una cacería". Una opinión que no comparte el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que explicó que también regala anchoas a Camps por Navidad. Revilla recalcó: "Toda España está perpleja por las declaraciones de Barberá, porque hay diferencia entre vestirse presuntamente de manera clandestina y lo que yo hago, que es ir con la bolsa en la mano con las anchoas".
Sin embargo, el presidente cántabro agradeció a la alcaldesa de Valencia la promoción de las anchoas de Cantabria porque "debe de comer bien, por lo que tiene valor que diga que son riquísimas. Gracias, Rita".
El secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, mostró ayer su confianza en la inocencia de Camps, pero reconoció que no le parece "pertinente" la comparación de los trajes con las anchoas de Revilla.
Carmen Alborch, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia aseguró que "el PP ha pasado de sostener que Camps no conocía a Álvaro Pérez a pedir que se modifique el código penal para que no sea delito aceptar sus regalos". Para Alborch, "Barberá sólo está cómoda en un Estado de derecho hecho a su medida". "¿Qué teme Barberá para pedir la modificación del código penal?", insistió. El paralelismo entre los trajes y las anchoas llevó al portavoz de Els Verds en Valencia, Giuseppe Grezzi, a autoinculparse de haber recibido anchoas del Cantábrico en un vídeo en Youtube.Los diputados del Congreso coinciden en que los políticos y cargos públicos diferencian perfectamente entre un regalo por cortesía o un cohecho, y por ello no ven necesario regular qué tipo de obsequios pueden aceptarse, porque lo que debe imperar es el sentido común y el raciocinio. Esa es la impresión que tiene la mayoría de los parlamentarios consultados ayer por Efe sobre la polémica abierta después de que la alcaldesa de Valencia afirmara que aceptar anchoas como regalo por parte del presidente del Gobierno encaja en el mismo artículo del Código Penal en el que se basa la imputación al presidente de la Generalitat por aceptar trajes. No lo ven así los diputados, que coinciden en que hay que saber diferenciar lo que se entiende como un obsequio propio de la cortesía que forma parte de las relaciones políticas, y un regalo que busca un favor a cambio. Varios diputados del Partido Popular no quisieron referirse directamente a la comparación de las anchoas con los trajes, pero sí coinciden en que no hace falta regular los obsequios, puesto que la lógica es suficiente para saber qué se puede aceptar y qué no. 'Proporcionalidad y normalidad', subrayó una diputada del PP, para quien hay dádivas que no dejan de ser detalles, una 'gentileza', como los que se reciben en la vida cotidiana, pero no tienen nada que ver con regalos 'desproporcionados'. Otros diputados populares insistieron en que debe imperar el 'sentido común', porque forma parte de la cortesía política intercambiar regalos por Navidad, en visitas oficiales o incluso cuando se recibe a una persona de otra región, que a veces trae productos típicos de su tierra. 'Sería diferente si el precio de los regalos fuera excesivo', agregó otro. Sólo un diputado popular que tampoco quiso identificarse vio positivo determinar por norma los regalos que se pueden aceptar, porque se acabaría con la polémica, pero añadió: 'No creo que una caja de vino haga cambiar a nadie una decisión, ni tampoco un voto'. Por su parte, los socialistas coinciden en la tónica del sentido común. Su portavoz, José Antonio Alonso, está convencido de que 'cada uno sabe lo que le regalan', y entiende que los políticos están capacitados para diferenciar los contextos en los que se hacen los obsequios y el valor de los mismos.
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