Millares
A veces las preguntas hacen su propio vuelo, y entonces el hombre enloquece, aunque sea él quien las cambia. El viernes último, Iñaki Gabilondo sometió en Cuatro a preguntas nuevas a Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, que ya se sabe todas las preguntas. Como era una conversación atípica (lo dijo Pérez, al final: "Una entrevista distinta"), ya estaba sobreaviso. Se desconcertó cuando tuvo que hablar de la crisis, porque para eso no está su chip ahora. ¿Cómo va a hablar de eso si el equipo que preside es la única entidad capaz del gasto en tiempo de restricción? Salió del paso, pero con un lunar, y un lunar en un madridista luce mucho: dijo que la cuestión ahora es saber qué se hace con los inmigrantes, que vinieron aquí a construir casas que no tenían usuarios. ¿Y qué tendrían que hacer, volver a sus países hasta que vendan las casas?
Fueron, como pasa con Gabilondo, preguntas que trataban de saber más lo que decía el entrevistado que lo que opinaba el periodista. Pero hubo una sorpresa con esa entrevista diferente. El presidente del Madrid se situó ante las torres emblema de su gestión, y nos colocó a los telespectadores en el punto de mira de una arpillera del pintor canario Manolo Millares. Millares murió en agosto de 1972, a los 46 años; su obra, fuerte y profética, nos dejó en herencia un volcán de interrogantes. Así que ahí no estaban sólo las preguntas de Iñaki y las respuestas de Florentino, sino que estaba Millares preguntando él mismo a los dos interlocutores.
Sucede mucho mirando la tele: uno se fija más en el contexto que en el texto. Como si el contexto nos cambiara las preguntas. Una vez vio el poeta ecuatoriano Jorge E. Adoum una pintada en Quito: "Cuando teníamos todas las respuestas nos cambiaron las preguntas". Ese cuadro de Millares fue subrayando el texto de Florentino (y el de Iñaki) como si provocara un interrogatorio mudo. Pasa en la vida también. Estuve viendo el documental sobre Madoff, reemitido por CNN+, porque en la tele hay que ver la actualidad digerida, y resulta que mi compañero Carlos Boyero lo vio cuando había que verlo y lo comentó ayer. Pero viene bien citarlo de nuevo: Madoff es como el sueño negro de este tiempo interpretado con la fuerza telúrica propia de Manolo Millares.
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