Por qué Armstrong se cansa antes
Michael Jordan compitió hasta los 39 años, Andre Agassi y Pete Sampras disputaron el Open de Estados Unidos bien cumplidos los 30. Donato defendió la camiseta del Deportivo a los 40. ¿Significa esto que Mario Cipollini o Lance Armstrong pueden rendir como hace tres años? Puede ser, pero en el ciclismo se depende más del oxígeno que en los deportes de equipo o en el tenis. A pesar de entrenarse como los jóvenes, el sistema cardiovascular de los deportistas mayores de 40 años pierde potencia. Esto no significa que el ejercicio no tenga consecuencias saludables en esa edad, sino que no se pueden parar los efectos del envejecimiento.
El máximo ritmo de contracción del corazón disminuye con el envejecimiento. Cuando envejecemos, la conducción de los impulsos a través del cableado del corazón se ralentiza. Por ejemplo, Armstrong bajó su frecuencia cardiaca máxima desde 207 latidos por minuto en 1992, cuando tenía 20 años, a 200 en 1999, cuando tenía 27 y acababa de ganar el primer Tour. Al parecer, eso afectó a su rendimiento.
En este periodo otros factores jugaron a su favor. Perdió siete kilos (debido al cáncer) y su eficiencia de pedaleo aumentó un 8%. A latido reducido por año, esperamos que en este Tour el tejano, de 37 años, sólo pueda subir sus pulsaciones hasta 190. ¿Van a pasarle factura esos 10 latidos perdidos desde el 1999? En los puertos, el corazón bombea hasta 150 mililitros de sangre por cada latido llevando 27 mililitros de oxígeno. A las piernas de Lance se le ofrecerán 270 mililitros menos que hace 10 años. Esto representa casi un 5% de su máximo consumo de oxígeno, o sea, que tendrá un 5% menos de potencia aeróbica. Sus músculos pueden haber aprendido a suplir el déficit de oxígeno adelantando energía con el sistema anaeróbico. Pero no se puede hipotecar mucha energía, puesto que al final las hipotecas hay que pagarlas.
Ricardo Mora es fisiólogo del ejercicio en la Universidad de Castilla-La Mancha.
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