El Festival de Otoño se despide

Será el último Festival de Otoño, ya que la Comunidad de Madrid, administración de la que depende esta emblemática muestra que alcanza su 26ª edición del 4 al 29 de noviembre, ha decidido que a partir de 2010 se celebre en primavera. ¡Con lo que cuesta crear una marca de prestigio! Pero parece ser que algunos empresarios privados de teatro, en contra de la opinión de otros que no fueron consultados, se quejaron al Gobierno regional de que los espectáculos de esta muestra entraban en colisión con los de sus teatros en los inicios de temporadas. No deja de ser curioso, teniendo en cuenta que la temporada empieza a primeros de septiembre y que algunos de esos empresarios ya se quejaron de la existencia del añorado Festival Internacional de Teatro de Madrid, que se celebraba en primavera, y con sus presiones lograron que desapareciera, ante el desconsuelo de adictos a novedades internacionales de las que no andaba sobrada la cartelera madrileña en los años ochenta del pasado siglo.

La programación llegará a 21 espacios de la capital y a 10 municipios

En cualquier caso, el director del Festival de Otoño, Ariel Goldenberg, sostiene que si los presupuestos y apoyos se mantienen, el mismo nivel de excelencia se puede conseguir en otoño que en primavera. Pero el mejor festival de toda España habrá desaparecido y pueden tardar otros 26 años en conseguir llegar a donde estaban ahora.

Cierto es que la excelencia se encuentra en la programación de la 26ª edición que ayer se dio a conocer -en presencia de Ignacio González, vicepresidente del Gobierno regional, y quien ha asumido recientemente la Consejería de Cultura- en los Teatros del Canal, el nuevo buque insignia de la escena del Ejecutivo de Esperanza Aguirre. Se mantiene el espectáculo inaugural previsto, Kontakthof, a pesar del reciente fallecimiento de su directora, la gran coreógrafa alemana Pina Bausch, una de las presencias continuas en la historia del Festival de Otoño, que ahora llega con una pieza para 27 bailarines. Una revisión de uno de sus espectáculos más emblemáticos que puso en pie el pasado año con dos versiones, una con niños y otra con bailarines mayores de 65 años, que es la que se verá en Madrid.

En total 35 espectáculos, seis de compañías españolas y el resto representado por artistas de 19 países diferentes, lo que convierte a este festival en uno de los certámenes más importantes de Europa, sobre todo teniendo en cuenta que no se celebra en periodo estival ni en espacios al aire libre. La programación desfilará por 21 espacios de la capital y 10 municipios de la región.

Otro clásico del festival es el canadiense Robert Lepage, que regresa para regocijo de sus muchos seguidores, con la última parte de su trilogía de los dragones, The blue dragon, en realidad un sobrecogedor epílogo a sus trabajos precedentes, lo que supone que no queda nada en el repertorio de este director que no se haya visto en España y más concretamente en este festival.

Estará el espectáculo estrella de la presente temporada del Piccolo Teatro di Milano, uno de esos Goldonis con los que dejan paralizado al público, esta vez dirigido por Toni Servillo, uno de los herederos de los grandes de la escena italiana (actor de Gomorra o Il Divo). Para buscadores de nuevos lenguajes, nada mejor que la vanguardia audiovisual del austríaco Kurt Hentschläger, o el humor caústico y paralizante de Claudio Tolcachir con su nueva entrega tras el apabullante éxito internacional de La omisión de la familia Coleman. Su paisano, el argentino Daniel Veronese, presentará dos montajes. En el capítulo de danza, presentan sus espectáculos los belgas Anne Teresa De Keersmaeker (con su clásico Rosas dans rosas y su estreno de la semana pasada en París), Jan Lauwers, Koen Augustijnen y Sidi Larbi Cherkaoui quien, junto a María Pagés, estrena en Madrid Dunas.

Y un importante desembarco de espectáculos de circo como el Nuevo Circo de Vietnam Lang Toi. En cuanto a la música, a destacar el compositor japonés Ryuichi Sakamoto, autor de bandas sonoras como la de El último emperador, que presentará su último disco, titulado Out of noise. La también japonesa Shiro Takatani mostrará cómo se puede hacer una muy buena performance.

A tener muy en cuenta Pénélope, de Tera (fue premio de la crítica de París el pasado año), la Medea, de Jean-Louis Martinelli, Jan Lauwers, Sframeli, y la brechtiana Ópera de 3 peniques, que pone en pie la española Marina Bollaín.

Una buena adaptación a la reducción presupuestaria de 500.000 euros que ha dejado el festival en 2,5 millones de euros. Las entradas, que ya se han puesto a la venta, tendrán una reducción del 15% si se adquieren antes del 15 de septiembre.