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Reportaje:TOUR 2009 | Empieza la 'grande boucle'

Los forzados de la ruta

El salario de los corredores más cotizados es de 190.000 euros anuales mientras la clase media cobra la tercera parte

Carlos Arribas

Una impagable editorial de Barcelona, Prensa Melusina, acaba de publicar, traducido al castellano, el reportaje sobre el Tour de 1924 que Albert Londres, gran corresponsal de guerra, publicó bajo un título que, pasados los años, se convertiría en uno de los lugares más comunes de quienes escriben de ciclismo, Los forzados de la ruta. Narra la primera época del ciclismo, la de los pioneros, los tiempos en los que la consideración social de los ciclistas, y la dureza de su afán, era similar a la de los mineros, o de los trabajadores del metal.

Ochenta y cinco años, y varias glaciaciones culturales, después, la Unión Ciclista Internacional (UCI) considera que los ciclistas pueden vivir "bien, e incluso muy bien, de su sueldo". Lo que, de ser verdad, no es óbice para que su consideración social no sea la mejor posible -se acabaron los tiempos en los que los chicos querían ser ciclistas para ser los héroes de la aldea, o, al menos, los más ligones-, ni para que pueda dejar de considerárselos forzados, que no esforzados. No todos son, evidentemente, Lance Armstrong, quien puede proclamar que corre gratis -en efecto, no cobra ningún sueldo del Astana, por lo que puede permitirse salir a entrenarse con su propio maillot, el de la fundación Livestrong-, aunque su twitter sea, en realidad, una vía indirecta para hacer publicidad de sus negocios colaterales, una tienda de bicicletas, un café en Austin, un centro de preparación física, de los de sus amigos o, incluso, de los cantantes que oye en su iPod y de las canciones que se descarga del iTunes. Tampoco la mayoría son como Saïd Haddou, el francés del Bouygues que llega al Tour con 9.230 kilómetros a bicicleta en sus piernas (casi 250 horas a 40 de velocidad, calculen) y 59 días de competición, el que más de los 180 participantes, aunque en días le gana el alemán del Saxo Jens Voigt, que lleva 60, y acabará julio con 81.

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Ellos, por lo menos, pertenecen a equipos ProTour, forman parte de los 450 corredores de los mejores 18 equipos cuyos sueldos medios, según el informe de la UCI, asciende a 190.000 euros anuales (aunque hay más en los 50.000 euros que en los 300.000). Los de los equipos profesionales continentales, la clase media, son el doble y cobran la tercera parte por prácticamente los mismos días de competición, los mismos kilómetros de entrenamiento (el doble, a grandes rasgos, que los de competición).

De los continentales, la clase obrera del ciclismo, no habla el informe, que se congratula de que los presupuestos de los equipos han crecido casi exponencialmente los últimos años pese a las crisis varias, la económica y la del ciclismo, por lo menos. Así, el presupuesto global de todos los equipos ciclistas asciende a 235 millones de euros (182 para los 18 ProTour), para un presupuesto mínimo por equipo de 3,7 millones, los ProTour, y 920.000 euros, los profesionales continentales.

Mientras la inmensa mayoría de los cientos de corredores profesionales, atletas de élite, con una capacidad de resistencia, física y de sufrimiento muy superiores a la media, no dejan de convertir su cuerpo en un espacio publicitario sobre el que no tienen control y obligados, a cambio de un sueldo que, como mucho, sólo pueden mantener diez, doce años, a correr todo aquello que les mandan sus jefes, sin lugar ninguno para las aspiraciones deportivas, antes de caer en un mercado laboral para el que no están preparados -la inmensa mayoría de quien quiere ser ciclista profesional debe elegir a los 16 años entre seguir estudiando o dedicarse a la carrera deportiva-, una minoría, la más admirada, aún puede decidir a principios de temporada qué correr, cómo correrlo, qué objetivos deportivos perseguir. Son las figuras. Corredores que, no por ello, llegan al Tour con el contador a cero.

Entre los seis grandes favoritos para ganar el Tour, es Denis Menchov, ya ganador del Giro y de la Vuelta a Murcia, quien llega más cargado de competición (7.697 kilómetros en 43 días), le siguen Carlos Sastre, ganador de dos etapas en el Giro (6.764 kilómetros en 44 días), el campeón de Luxemburgo y ganador de la Lieja-Bastogne-Lieja, Andy Schleck, (6.685 en 44), Lance Armstrong, pese a romperse la clavícula en marzo (5.855 y 39, con una victoria en la Nevada City Classic), y, finalmente Contador, que se lució en la París-Niza, se contuvo en la Dauphiné y ganó Algarve y País Vasco, con 5.481 kilómetros en 33 días de competición.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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