Invitación a la carta

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, envió ayer una carta a la embajada de Portugal en Madrid en la que invitaba a los paisanos de Cristiano Ronaldo a acudir a la presentación del extremo de Madeira el próximo lunes a las nueve de la noche en el Santiago Bernabéu. "Sería un honor poder contar con todos vosotros", rezaba la misiva, que dejaba entrever en sus apenas seis líneas las dotes diplomáticas del mandatario madridista y su afán en asegurarse la fidelidad de nuevos mercados. Como en su momento pasó con Beckham, el último Balón de Oro abre las puertas de Asia -y las del país vecino- al club de Chamartín, mientras Kaká hace lo propio con el público brasileño y el italiano y Benzema con el francés y el Magreb de sus padres, nacidos en la Kabilia argelina.

Conscientes de la expectación que genera Cristiano Ronaldo, los responsables de seguridad del Madrid han descartado su llegada al aeropuerto de Barajas. Al igual que hizo en Lisboa tras sus vacaciones en Estados Unidos, el jugador aterrizará en Madrid en un vuelo privado, y no se dejará ver hasta su puesta en escena. "Si se dan las condiciones adecuadas, incluidas las atmosféricas, podemos superar los 50.000 espectadores que dieron la bienvenida a Kaká", aseguran los responsables de la imagen del futbolista, que apura sus vacaciones en Portugal.

"Ojalá lo consigamos. Sería la guinda. Lo que faltaba. El reconocimiento a tantísimas horas de trabajo. Cristiano es el embajador internacional de Portugal, como la marca de nuestro país...", dice Jorge Mendes, el representante que hizo posible el traspaso más caro de la historia del fútbol: 94 millones de euros.

Uno de los puntos que más preocupan al entorno del jugador es el "revoloteo" de los paparazzi. El luso perdió los nervios el pasado fin de semana, cuando un fotógrafo lo persiguió por las calles de Lisboa. "Lamento mi actitud, aunque no puedo jurar que reaccione de manera diferente si se reproducen las mismas circunstancias", señaló Cristiano, acompañado por su madre, doña Dolores, después de dar varias patadas al vehículo del periodista.

Sabedores del interés que despierta el ex futbolista del Manchester, los organizadores de su recibimiento no quieren espontáneos como los que abrazaron con frenesí a Kaká, saltándose el cordón de seguridad, el pasado lunes. "Los aficionados portugueses que se acerquen al estadio de Chamartín serán comedidos. Saben de lo que Cristiano es capaz", dicen confiados desde Gestifute, la empresa que lleva los asuntos del jugador.