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El inmigrante que perdió un brazo ratifica su denuncia

El inmigrante boliviano Franns Rilles Melgar, que el pasado 28 de mayo perdió el brazo en un accidente laboral cuando trabajaba en una panificadora de Real de Gandia (Valencia), se ratificó ayer en sus acusaciones ante el juez de Gandia que instruye el caso, y reclamó "acciones penales y civiles" contra los empresarios responsables de la firma familiar en la que estaba empleado de forma ilegal. Mantiene que uno de los dueños de la empresa le abandonó "fuera" del hospital, y que en el trayecto al centro le advirtió de que no dijera que había sido un accidente laboral.

El trabajador carecía de contrato y desde que ocurrió el suceso no tiene ingresos. Según fuentes de CC OO, que denunció el caso y se ocupa de defender al obrero, Rilles Melgar "vive de la caridad" de particulares.

Franns Rilles insiste en que le pidieron que no admitiera el accidente laboral

El trabajador declaró ayer ante el titular del Juzgado de Primera instancia número 6 de Gandia. Su abogada, María José Veiga, explicó después que se personarán como "acusación particular", y reclamarán que se adopten "las acciones penales y civiles" que corresponden contra la empresa. La Fiscalía de Valencia acusa a los dueños de la panificadora de los presuntos delitos de "riesgos laborales, lesiones consumadas y contratación ilegal". El fiscal argumenta que los informes técnicos sobre la empresa constatan importantes deficiencias en las instalaciones eléctricas, la seguridad, la protección de los equipos de trabajo, y en las condiciones higiénicas, que podrían ser constitutivas de infracciones penales. Los empresarios se encuentran en libertad provisional sin fianza.

Rilles Melgar reiteró ante el juez que uno de sus jefes, que le trasladó al hospital de Gandia, le abandonó antes de llegar a urgencias, y que no le vio posteriormente. La defensa del empresario asegura, sin embargo, que éste fue atendido en el hospital "en estado de choque". El atestado de la Policía tras el suceso avalaría la versión de los empresarios. Sin embargo, fuentes cercanas a la acusación particular aseguraron ayer que en dicho informe se puede comprobar que desde que Rilles ingresó en urgencias hasta que el empresario fue atendido y declaró ante la Policía "hay un intervalo de entre 30 y 45 minutos". Las mismas fuentes sostienen que el dueño de la panificadora "debió recapacitar y regresar al hospital tras abandonar a su suerte al obrero". La Fiscalía no acusa a los imputados de supuesta omisión del deber de socorro.

El inmigrante boliviano negó que los trabajadores manipularan las máquinas sin consentimiento de los empresarios. "La máquina tenía muchos fallos", aseguró. Rilles Melgar lamentó que desde el accidente los empresarios no se hayan puesto en contacto con él o su familia. "Espero que me den una indemnización, no sé qué podré hacer con un brazo", señaló. El cónsul de Bolivia en Valencia, Mario Touchard, le acompañó al juzgado y denunció que el hecho de que los empresarios "tiraran su brazo a la basura" tras el accidente ha supuesto "un golpe muy fuerte" en su país. En las próximas semanas está previsto que declaren otros trabajadores y familiares de los dos empresarios imputados.

Franns Rilles Melgar, ayer, ante el juzgado de Gandia.
Franns Rilles Melgar, ayer, ante el juzgado de Gandia.NATXO FRANCÉS

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