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Narón compite por superar a Vilagarcía y hacerse con el puesto de octava ciudad

El municipio coruñés reclama a Estadística que le contabilice 74 vecinos más

Los pronósticos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para 2009 han reavivado la polémica sobre si Narón va a convertirse en la octava ciudad de Galicia y arrebatarle así el título a Vilagarcía con una virtual diferencia de 131 habitantes. En 2002, en el municipio naronés habitaban 29.263 personas. Seis años después, el INE reconocía 37.008 habitantes y sus datos provisionales para 2009 le otorgan 37.707, 131 vecinos por encima de Vilagarcía, que tiene 37.576.

La disputa está tan ajustada que Narón ya remitió sus alegaciones al organismo estatal para que se le reconozcan 37.781 vecinos, 74 más de lo que refleja el INE. "Vamos a pelear por los 70 vecinos que nos faltan", apuntan desde el gobierno de la localidad limítrofe con Ferrol. Desde la corporación vilagarciana, gobernada en coalición por el PSOE y el BNG, se preguntan qué utilidad tiene un teórico y discutible movimiento de posiciones en la clasificación de ayuntamientos, basado únicamente en el censo de población. Piensan que es un debate político "absurdo e inútil", sobre todo si los datos no son definitivos. La oposición municipal en Vilagarcía no opina lo mismo: el PP convirtió este debate en uno de sus reclamos electorales.

Para los del norte, el octavo puesto es un "premio" que se traduce en más fondos por habitantes, subvenciones y otras ventajas que anhelaba al ex alcalde de Narón, Xoán Gato. Durante las dos décadas que pasó al frente de la alcaldía pugnó por captar y empadronar vecinos en las siete parroquias del municipio para transformar "una aldea" que no salía en las guías, en una pequeña ciudad.

El crecimiento poblacional de Narón se sustenta sobre varios factores. La proximidad a Ferrol, e incluso a A Coruña, facilitó el "trasvase" de miles de vecinos en busca de viviendas más asequibles y bien comunicadas con la AP-9. En la última década, Ferrol perdió 6.559 habitantes mientras Narón sumaba 6.680.

Bajo la batuta de Gato, la administración local estrenó ayuntamiento, promovió la construcción de miles de viviendas protegidas y libres en plena fiebre del ladrillo y la creación del mayor polígono industrial de Galicia en Río do Pozo, que genera más de 6.000 empleos directos. Atrajo hasta sus dominios un gran centro comercial que ubicó en A Gándara -el recinto está ahora bajo sospecha de irregularidades urbanísticas- e impulsó tres guarderías municipales en A Gándara, A Solaina y Piñeiros, tres de los cinco barrios, que junto a Xuvia y Freixeiro, concentran más parejas jóvenes con niños pequeños.

Desde la alcaldía se difundió entre los vecinos un espíritu "urbano" que rivalizaba abiertamente con Ferrol a través de la promoción turística de la "Cidade de Narón", cuando todavía distaba mucho de serlo.

Modelos distintos

Para el primer teniente de alcalde de Vilagarcía, el nacionalista Xosé Castro, Narón aprovecha el colapso urbanístico de la ciudad departamental para crecer como espacio complementario y es evidente la posición "subalterna" respecto a ella. "Dicho con todo el respeto y consideración frente a las políticas seguidas, probablemente las mejores en la caracterización de este ayuntamiento", añade.

Según Castro, Vilagarcía es un caso diferente por su dimensión demográfica y socio-económica dentro de su comarca. "Responde a un modelo de políticas orientadas al crecimiento armonioso, busca la calidad de vida para sus ciudadanos, procurando un desarrollo de recursos y servicios que la sitúe entre las ciudades socialmente más avanzadas, en parámetros europeos".

Insiste el portavoz nacionalista que "no vale el crecimiento a toda costa; es necesario primar la calidad sobre a cantidad. Vilagarcía es un lugar importante para fijar una segunda residencia, por más que no figure en el censo de residentes habituales. Por eso, insiste, "cualitativamente Narón no resiste la comparación con Vilagarcía". Castro prefiere que Vilagarcía sea cabeza de ratón que cola de león. "Porque en la cabeza reside la capacidad de decidir, y la cola siempre responderá a los movimientos que le ordene a la cabeza".

Mientras Vilagarcía se prepara para recibir al turismo, en la antigua finca de Arzúa de Narón se ultima la construcción de una descomunal promoción urbanística con más de 1.000 viviendas. Desde el consistorio calculan que en los próximos meses otras 2.500 personas más podrían mudarse a esos pisos.

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