Próxima estación, Sol
El kilómetro cero de España, en la Puerta del Sol de Madrid, inaugura este domingo uno de los mayores intercambiadores de transportes de Europa. En sus entrañas, el Ministerio de Fomento (con Francisco Álvarez Cascos arrancaron las obras; con Magdalena Álvarez se ejecutaron casi al completo y con José Blanco se han terminado) ha excavado durante seis años una gigantesca estación para fundir tres líneas de metro con el trazado de la red de cercanías que une el sur de Madrid desde Atocha con el norte de la capital en Chamartín. La obra del iglú de Sol, como le gusta al arquitecto Antonio Fernández Alba denominar a la marquesina que ha diseñado y que se convertirá en el hito urbano del centro de Madrid, ha sido durante muchos años motivo de las disputas entre administraciones gobernadas por partidos enfrentados, que se han puesto las zancadillas justas para obstaculizar los trabajos de una infraestructura vital. "Cero Zapatero" fue el eslogan con el que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, atacó al Gobierno socialista para denunciar la falta de inversiones "nuevas" -con esta palabra intentaba evitar una mentira gruesa- en la Comunidad de Madrid.
Pero todo llega, y la puesta en servicio de la colosal estación prueba que Madrid sigue siendo una de las comunidades privilegiadas por la inversión estatal en infraestructuras. Tras la nueva terminal de Barajas, que se llevó 6.000 millones de euros, Madrid estrena un intercambiador que ha costado 570 millones y que facilitará la vida a 70.000 usuarios del transporte público cada día. A las 5.18 de hoy estaba prevista la parada del primer tren de cercanías en el kilómetro cero.
Es la guinda para una ciudad con varias estrellas en su sistema de transporte: el Metro ya llega a todas las terminales del aeropuerto de Barajas; la principal carretera de circunvalación (la M-30) se ha hecho en parte subterránea; y el tren de cercanías que acerca a los viajeros desde todas las zonas periféricas de la Comunidad de Madrid entra en el corazón de la capital y puede repartir a todos los usuarios por una extensa red de Metro que ha crecido en el último decenio como ninguna otra en todo el mundo.
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