El Cercle Obert pide a Barberá que no acepte "chantajes" del Valencia

La asociación vecinal de Benicalap Cercle Obert y el partido República Valenciana (RV) pidieron ayer a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que no acepte más "chantajes ni presiones" de la dirección del Valencia CF en relación con la operación de permuta de los terrenos donde se construye el nuevo estadio de fútbol, en la avenida de las Cortes Valencianas, y que ellos han denunciado.

Antonio Marín, de Cercle Obert, y Víctor Baeta, de RV, insistieron en que la sociedad anónima deportiva que dirige el club de fútbol debe de salir por sus propios medios de la crisis económica en que se encuentra. "Si no es capaz de conseguir apoyos entre el capital privado, que se declare en quiebra", dijeron los dos dirigentes, que diferenciaron al equipo de fútbol y a la afición de los que rigen el club.

Ambos portavoces se mostraron partidarios de la creación de una sociedad mixta, formada por las instituciones públicas valencianas y por un Valencia CF refundado y reconvertido en una asociación deportiva sin ánimo de lucro como el Real Madrid o el Barcelona. Esa sociedad sería la que debiera hacerse cargo del nuevo estadio de fútbol, que podría ser de titularidad municipal y donde además del Valencia podría jugar también el Levante UD. "El resto del tiempo se podría usar para espectáculos musicales u otro tipo de eventos deportivos", sugirió Marín. "La ciudad ganaría", añadieron. La alcaldesa, Rita Barberá, ha descartado la fórmula de la sociedad mixta.

Por otro lado, el presidente de Cercle Obert explicó que la investigación de la fiscalía sigue su curso, si bien el fiscal jefe del TSJ, Ricard Cabedo, no ha visto indicios de delito. "Al fiscal le pedimos que siga la investigación", precisó Marín. La fiscalía investiga posibles irregularidades en la operación de permuta pactada por el ex presidente del Valencia Juan Soler y la alcaldesa. El club se comprometió a pagar 45 millones de euros al consistorio, una parte en terrenos y otra en metálico, a cambio de la parcela de 80.000 metros cuadrados donde se edifica el nuevo estadio. Esa parcela estaba catalogada como suelo de uso deportivo público. Tras el convenio con el Valencia, en diciembre de 2005, la parcela pasó a suelo de uso deportivo privado. Se tasó y al tiempo de esta valoración, el consistorio a petición del club reformó las normas urbanísticas para permitir la edificación de un hotel, un uso que, según los socialistas, estaba prohibido en este tipo de parcelas.