Feijóo pretende unir al noroeste para frenar las demandas de Cataluña

Lo anunció el mismo fin de semana de su toma de posesión como presidente y lo ratificó ayer desde la tribuna del Parlamento donde compareció para explicar su primera visita a La Moncloa. "No se preocupen por mis colegas de partido, ni me comprometen, ni me vinculan". Fue la respuesta de Alberto Núñez Feijóo a las preguntas de la oposición sobre los intereses que defienden en el debate sobre financiación comunidades con Gobiernos del PP como Madrid y Valencia.

El presidente de la Xunta deslizó desde su llegada al poder que sus aliados en esta discusión iban a ser otros y no todos del mismo color político. Ayer lo anunció formalmente en el hemiciclo: Galicia dará la batalla con Asturias y Castilla y León en el bando de las comunidades pobres frente a Cataluña. Feijóo propuso la creación de un frente común de "todo el noroeste, independientemente de quien gobierne cada comunidad, que plantee una postura única en Madrid" y evite que el reparto de fondos, 9.000 millones de euros adicionales entre todas las autonomías, premie sólo a los territorios que ganan población.

Elena Salgado admite que el actual modelo no satisface a Galicia Aymerich reclamó sin éxito las nuevas fechas de la Xunta para el AVE

El jefe del Ejecutivo gallego camina así por la senda de su antecesor, Emilio Pérez Touriño, quien en el inicio de la negociación ya había pactado con el presidente del Principado, el socialista Vicente Álvarez Areces, ir de la mano en este tema. Feijóo desveló ayer que ya ha mantenido tres conversaciones con su homólogo de Asturias y anunció que el próximo miércoles, en una "reunión monográfica" con el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, intentará sumar un tercer socio para presentarse con más fuerza en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Con el objetivo nada disimulado de desgastar al Gobierno central y también al PSOE, Feijóo centra todas sus críticas en Cataluña -ayer dijo abiertamente que Zapatero sólo intenta solucionar un problema de "escaños" del PSC- y evita cargar contra Esperanza Aguirre o Francisco Camps, con los mismos intereses. Titulares aparte, el debate sobre financiación demuestra que las siglas pesan poco a la hora de fijar posturas. Y así el Parlamento fue testigo de otro realineamiento. Tanto el PSdeG como el Bloque comprometieron su apoyo al presidente de la Xunta para defender en Madrid los intereses de Galicia. La sesión dio para otra foto inédita: Manuel Vázquez se colocó del lado de Feijóo en sus advertencias al Gobierno central. "Coincido con usted en que el debate se está iniciando. Y el que tenga prisa, que espere", replicó a las prisas de Zapatero y la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado. Esta última admitió ayer en el Senado que el actual sistema de financiación "no responde a los intereses de Galicia".

Con todo, los socialistas evidenciaron que su respaldo "no es un cheque en blanco" para Feijóo. Vázquez exigió al presidente que fije un objetivo mínimo y lo traslade al hemiciclo. No obtuvo respuesta, pero Feijóo invitó a la oposición a mantener el respaldo fuera de la Cámara. Sí amenazó con romper la baraja si el Ministerio de Economía persiste en su estrategia para "solucionar los problemas de 24 diputados" [en referencia al PSC]. "Si negociamos entre todos seremos los últimos en levantarnos de la mesa, si es una subasta, igual retiramos la puja".

El portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, lamentó la improvisación del Gobierno autónomo por no haber presentado informes sobre costes de servicios básicos como la sanidad o la educación en Galicia. Aymerich empleó su turno para obligar a que Feijóo avanzase al hemiciclo la nueva planificación del AVE que hoy negociará con el titular de Fomento, José Blanco. El presidente de la Xunta aprovechó la invitación para poner deberes al ministro. Exigirá que todos los tramos entre Galicia y la Meseta estén en obras el año próximo y que se mantengan las conexiones entre todas las ciudades gallegas. En el encuentro, la Xunta planteará a Fomento que emplee para agilizar las obras "los 2.000 millones de euros presupuestados que se dejaron de gastar durante los últimos cuatro años".