Julio Valdeón, académico y Premio Nacional de Historia
Fue catedrático y uno de los grandes medievalistas de las últimas décadas
Cuando a finales del año 2004 se le concedió a Julio Valdeón (Olmedo, Valladolid, 1936) el Premio Nacional de Historia por su obra Alfonso X: la forja de la España moderna (Temas de Hoy), el jurado definió de un modo muy gráfico el talante del profesor, fallecido el pasado domingo en la capital vallisoletana. "En este caso se combina una obra de gran rigor con la alta divulgación", comentaron portavoces de un jurado que estuvo integrado por Carmen Iglesias, Sabino Fernández Campo, José Enrique Ruiz Doménech, José Manuel Sánchez Ron, José Ramón Urquijo, Juan Pablo Fusi y Luis Ribot. Sin falsa modestia y consciente del reconocimiento que significaba para su carrera, Valdeón declaró entonces: "Es uno de los mayores éxitos de mi vida profesional".
No resultaba gratuito que Alfonso X (1222-1294) fuera una de las figuras más atractivas para Valdeón. El carácter culto, abierto y renovador del monarca despertaba las simpatías del catedrático de Historia Medieval que calificó a aquel rey como "brillante, seductor y adelantado a su tiempo". "Alfonso X el Sabio", manifestó el medievalista "fue un hombre muy importante para la historia de España y fue el encargado de lograr que aumentara la cultura del pueblo ordenando que los textos legales dejaran de traducirse al latín, un idioma hablado sólo por las élites, y lo hicieran al castellano".
La extensa obra de Valdeón, que incluye unos 20 libros, se centró, sobre todo, en la Edad Media castellana con títulos como Los judíos en Castilla y la revolución trastámara, Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los siglos XIV y XV o Las raíces medievales de España. Es difícil, pues, hablar de estudios medievales en las últimas décadas sin citar a Julio Valdeón que fue profesor universitario en Sevilla, Madrid y Valladolid, que ocupó un asiento en la Academia de la Historia y fue maestro de varias generaciones de historiadores.
Ahora bien, el compromiso de Valdeón no se redujo al ámbito de las aulas universitarias, sino que se amplió a la actividad política y a las iniciativas ciudadanas de tendencia progresista. Hijo de una familia republicana y socialista -su padre fue fusilado a finales de 1936- y formado en la escuela marxista universitaria, el historiador fallecido fue uno de los impulsores intelectuales de la autonomía de Castilla y León y uno de los primeros convocantes de las concentraciones en Villalar de los Comuneros durante la transición. Su vinculación con la política lo llevó a figurar en las listas del Partido Comunista de España en las primeras elecciones democráticas de junio de 1977. Su talante conciliador y su gran cualificación científica aconsejaron que formara parte, en los años noventa, de la comisión encargada de la reforma de la enseñanza de la Historia en la educación secundaria. Asimismo, Valdeón fue incluido, a propuesta de la Junta de Castilla y León, en el grupo de expertos que resolvió el contencioso de los papeles de Salamanca sobre la Guerra Civil.
Aunque, sin duda alguna, el Nacional de Historia de 2004 fue la distinción más relevante que recibió, Julio Valdeón Baruque fue galardonado también con el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades en 2001 y con el Premio del Consejo Social de la Universidad de Valladolid por sus 30 años como catedrático de Historia Medieval. Ocupó también la dirección del Instituto Universitario de Historia Simancas. Inquieto y laborioso, se dedicó además al mundo de la edición como presidente de la sociedad Ámbito, que ha publicado durante tres décadas, desde Castilla y León, a destacados narradores y ensayistas.
Casado y padre de dos hijos -uno de ellos el novelista Julio Valdeón Blanco- el historiador desaparecido el domingo fue un humanista al viejo estilo, según aquellos que lo conocieron a fondo. La renovación de la historia medieval española le debe mucho.
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