Extrañas parejas de alto riesgo
Las colaboraciones inusuales centran el Sònar que se abre este jueves
Uno de los memorables momentos de la historia reciente del Sònar fue la doble ración de Matthew Herbert y su Big Band en la inauguración de la edición de 2003. Presentaba Goodbye swingtime, rompía las normas de la electrónica quebrándola por el lado del clasicismo y la canción protesta y, a la vez, se sacaba de la manga un dogma de composición musical que hubiera sonrojado al propio Lars von Trier y que desembocó de manera especular el pasado otoño con la edición de There's me and there's you, un disco en el que se sampleaba el sonido de 70 condones frotados contra el suelo o el sonido emitido por 100 tarjetas de crédito destripadas con tijeras. Este año, en el Sònar no actúa Herbert -aunque su sombra se halla viva en proyectos como Micachu-, pero cada vez que se echa un vistazo al listado de propuestas colaborativas de vocación transgresora, pulpos analógicos en el garage digital y demás apuestas de alto riesgo, todos recuerdan irremediablemente a Herbert, su esposa (la vocalista Dani Siciliano) y su Big Band.
- Roland Olbeter + Tim Exile + Jon Hopkins. Mezcla música electrónica y robótica. Exile y Hopkins componen para los robots creados por el teutón afincado en Barcelona Olbeter. Cinco humanoides que acompañarán sobre el escenario a los británicos, conformando un grupo de cuerdas, pistones y dedos mágicos.
- Mulatu Astatké and The Heliocentrics. La banda sonora compuesta por el veterano abisinio para Jim Jarmusch en Flores rotas y el renovado interés por el consumidor blanco occidental por los sonidos africanos, han creado la conjunción perfecta para hacer de Mulatu el músico veterano que más apetece recuperar (o descubrir) durante el festival. Mulatu, eso sí, no llega solo. La banda que le acompaña son los considerablemente más jóvenes Heliocentrics, una banda de avant jazz con aires funk que dota a la propuesta de raíces Astatké de un aura contemporánea y de cruce. Presentan el largo Inspiration information.
- Ten Thousand Peacock Feathers in Foaming Acid. En el museo CosmoCaixa tendrá lugar otra colaboración de alta ambición creativa. La electrónica paisajista de Francisco López (difundida en sonido 5.1) acompañará el espectáculo ideado por Dimitry Gelfand y Evelina Domnitch y que mezcla láser, productos químicos (legales) y la cúpula de un planetario.
- Tarántula vs. La Orquesta del Caballo Ganador. La idea de ver pasear a Vicente, el cantante de Tarántula, un fan irredento del rockabilly, alérgico a la modernidad, escéptico hasta el paroxismo y estéticamente en las antípodas de cualquier movimiento susceptible de ponerse de moda, es más que inquietante. La banda del Raval presenta su disco Humildad trascendental y se hace acompañar por la Orquesta del Caballo Ganador, un descabellado y brillante proyecto liderado por los hermanos Junquera y que practica improvisación conducida.
- Pau Riba + Mil Simonis. Pau Riba es una de las figuras más iconoclastas e indefinibles del panorama musical catalán. Este veterano del desorden se presenta en el festival acompañado por Mil Simonis, una banda formada por miembros de Mil Pesetas, Don Simón y Telefunken, que dota de una capa lisérgica y minimalista a las crípticas composiciones de este viejo burgués rebelde.
- Lars Horntveth + BCN216. Cada año, en L'Auditori sucede algo especial. Esta edición, la apuesta es mezclar a Lars Horntveth, líder del combo de jazz noruego Jaga Jazz, y la banda instrumental local BCN216. El clasicismo de los ocho catalanes chocará con esperadas recreaciones de los temas de Kaleidoscopic, álbum de post rock con aires jazz que posee más capas que una cebolla, más trampas que un jeroglífico y requiere casi más agallas que el Ulises de Joyce.
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