"Afortunadamente me he criado en el meritoriaje"
Jorge Roelas se ha hecho popular a golpe de series de televisión y espectáculos de éxito. Pero sus inquietudes le llevan mucho más allá. Por lo pronto, desde anoche interpreta una obra suya ...esto a que venía? en el teatro Arenal, rodeado de un equipo del que le emociona hablar, como el director Quino Falero o el escenógrafo Rafa Garrigós.
Pregunta. Debe ser de los últimos actores que se han criado en el meritoriaje, una auténtica escuela hoy sustituida por centros especializados.
Respuesta. Afortunadamente me he formado haciendo de meritorio en compañías como la de Miguel Narros. Caí en sus manos con 21 años y le debo mucho a ese director, como a Mari Carmen Prendes, Rafael Alonso o José Carlos Plaza, con los que, por suerte, he trabajado.
"Locura, ternura, humor y sobre todo amor..., ésos son los pilares de mi obra"
P. Cada dos por tres reincide ejerciendo de actor de sus propias obras, para lo que abandona las series y montajes exitosos.
R. Muchas veces he montado mis textos en cualquier rincón en el que hubiera un escenario, y en ocasiones era para salir adelante y sobrevivir. Pero ahora estoy en otro momento y he descubierto que me gusta muchísimo escribir, me lo paso muy bien y además ya he perdido esa energía que te pide ser gracioso todo el rato. Quiero explorar otros registros y crecer como hombre de teatro en otras direcciones.
P. ¿Y Jota, el personaje con el que anoche empezó una nueva andadura, hacia dónde le lleva?
R. A muchos territorios. Él hace un viaje desde que es un espermilla y llega al óvulo y nos cuenta sus experiencias en el colegio, su aguante para recibir collejas y sobre todo su descubrimiento del amor.
P. Pero el formato recuerda mucho a los monólogos del Club de la comedia y otras fórmulas escénicas anglosajonas más o menos similares.
R. Lo que hago no son sketches, son historias que llevan al personaje a encontrarse finalmente con su soledad. Además, hay muchos elementos escenográficos, aunque él les dé un uso distinto para el que han sido creados, porque es como un niño capaz de coger un cartón y convertirlo en un gran barco o una casa. El resultado es algo con mucho humor y mucha ternura. Él es una persona positiva que tiene regresiones y su humor, que a veces llega de la mano de algo dramático. Si bebe de alguna fuente espero que sea de la de Gila, a quien reivindico totalmente.
P. ¿Cuáles son los componentes fundamentales de esta función?
R. La locura, el humor, la ternura, y sobre todo el amor, esos son los pilares de ... esto a qué venía?, un texto que se ha conformado con escritos nuevos y otros de hace años apenas reformados, porque parece que han sido escritos ahora mismo.
P. Cuando termine en septiembre sus bolos con El burlador, que montó Emilio Hernández, y acabe con este montaje, ¿qué tiene en el horizonte?
R. Voy a participar en Glorius, con Llum Barrera y Alejandra Jiménez, un montaje que dirigirá el grupo Yllana y que está basado en el personaje de Florence Foster Jenkis, la peor cantante del mundo. Pero también estoy escribiendo textos teatrales a los que me gustaría darles vida, como Verano, que no es nada cómica y Lastres, que sí es una comedia, o Pecado, con la que estoy ahora mismo enzarzado.
P. ¿Y su incursión como director cinematográfico?
R. Sí, también está pendiente el estreno de Paco, un cortometraje que he hecho con Lluvia Rojo, Marina San José, Fran Perea y otros.
P. ¿Estar cuatro años interpretando El método Gronholm, de Jordi Galcerán, para qué le ha servido, al margen de lo obvio?
R. Transitar tanto tiempo dentro de una estructura escénica tan perfecta me ha servido mucho como dramaturgo.
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