Iberdrola amplía capital en 1.250 millones para asegurar su situación financiera
La eléctrica quiere reducir deuda y mantener elevada la calificación crediticia
La eléctrica Iberdrola anunció ayer una ampliación de capital de 1.250 millones de euros -que podría llegar a 1.500 millones- para reforzar su balance. Con la decisión adoptada por el Consejo de Administración, Iberdrola pretende mantener la máxima calificación crediticia (A) otorgada por Standard and Poor's, Moody's y Fitch y no perder comba en el club de las grandes compañías.
La idea de Iberdrola es simple: si reduce deuda y mantiene la calificación, lo que estaba en el alero, la financiación de la empresa será más fácil y más barata. De esta forma, el anuncio complementa el plan de la compañía para reducir la deuda hasta fin de año desde los 33.000 millones actuales hasta 25.000 millones.
La operación, según la empresa, no trata de incomodar al grupo ACS
La ampliación anunciada, equivalente a entre el 4,3% y el 5,2% del capital, se realizará mediante una colocación acelerada. No habrá derecho de suscripción preferente para los accionistas puesto que la operación, a cargo de JP Morgan, Merrill Lynch y Morgan Stanley -el Banco Santander actúa como co-director-, se reserva para inversores institucionales. En otras palabras, la participación del primer accionista de la compañía, el grupo ACS (12,6% entre participaciones directas e indirectas) podría diluirse un máximo del 5,2% si decide no acudir a la ampliación. Fuentes de ACS aseguraban en la noche de ayer que no había decisión al respecto.
Fuentes de la empresa que preside Ignacio Sánchez Galán destacaron, no obstante, que la ampliación de capital, modesta, no tiene como fin dificultar las posiciones del grupo de Florentino Pérez en la eléctrica. Aunque ciertamente, la operación no las facilita.
En la información remitida ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Iberdrola asegura que "se ha acordado suprimir el derecho de suscripción preferente" para los accionistas del grupo, con el argumento de que la medida permitirá una ejecución más rápida y flexible, así como menor exposición a la volatilidad y un ahorro de costes. Las acciones (entre 227 y 272 millones) se emitirán con un valor nominal de 0,75 euros, a la que se sumará la prima de emisión, que se decidirá en función de la demanda.
Según la comunicación, la compañía eléctrica se compromete, en la medida en que la ampliación "contribuirá a optimizar el coste de los recursos financieros a los que pueda acceder la sociedad", a mantener su actual política de dividendos. Iberdrola incrementó este año en un 20% la retribución al accionista con cargo al ejercicio de 2008. Sánchez Galán quiere ante todo mantener el ritmo que ha imprimido a la compañía en los últimos años. Y para ello necesita no perder comba en el club de las grandes compañías. En el Euro Stoxx 50, donde se miden los grandes grupos, sólo el 16% de ellos tienen una calificación crediticia de B+ o inferior. Iberdrola quiere, evidentemente, formar parte del 84% que tiene acceso fácil a los mercados financieros y, además, a precios razonables.
Para asegurar las posiciones, en un contexto incierto, Iberdrola tiene que mostrar decisión. De ahí el plan para reducir la deuda, a final de año, a 25.000 millones de euros. Hasta el momento, Iberdrola ha vendido activos (10% de Gamesa, activos inmobiliarios y una pequeña compañía latinoamericana) que le han proporcionado en torno a 800 millones.
La ampliación de capital, y sobre todo, los 2.400 millones que espera ingresar por la solución del llamado déficit tarifario son los grandes pasos que deben convencer a los mercados. Éstos, destacan en Iberdrola, están valorando especialmente la capacidad de las compañías para soltar lastre en forma de deuda. Y la eléctrica no quiere correr el riesgo de bajar un escalón y estar calificada en B, algo por otra parte, extendido en el sector energético español.
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