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La pintura poética de Miró

La fundación de Barcelona dedica una exposición a la relación entre el artista y el poeta francés Jacques Dupin que incluye pinturas, dibujos y libros

"¿Considera que no gana nada frecuentando a la gente?", preguntó Georges Raillard a Joan Miró, alérgico a las relaciones sociales, en su famoso libro El color dels meus somnis, publicado ahora en catalán por Lleonard Muntaner Editor. "Sí, el diálogo con gente que me gusta de verdad, con la que me entiendo y me interesa. Los poetas. Como Jacques Dupin. Jacques es un gran amigo, y un gran poeta. Acabo de grabar un libro para sus poemas", contestó el artista. El libro se exhibe ahora en la exposición Miró-Dupin. Arte y poesia, que hasta el 18 de octubre puede verse en la Fundación Miró de Barcelona, entidad que en el marco del 20 aniversario de la muerte del artista ha querido rendir homenaje al poeta francés, que, también, escribió en 1961 una de las mejores monografías sobre su obra y es el autor del catálogo razonado de sus pinturas y dibujos.

El montaje plantea una nueva lectura de las obras propias de la colección

En un curioso gesto entre huraño y socarrón, Jacques Dupin (Privas, Francia, 1927) se lo miraba ayer todo desde una cierta distancia. Lleva un mes de homenaje porque a mediados de mayo ya estuvo en Barcelona en unas jornadas sobre su obra poética que organizaba Arts Santa Mónica y que ahora se ha publicado en forma de libro. Le emocionó, dice, que un conjunto de poetas se hubieran conjurado para traducir algunos de sus poemas al catalán -"aún no he podido leerlos", confesó- y calificó la exposición de "notable", si bien lamentó que no se hubiera incluido la relación de Miró con otros poetas además de él mismo.

"Queríamos centrarnos en Dupin, es un homenaje, aunque sí hay referencias a otros poetas", se justificaba Rosa Maria Malet, directora de la fundación. La exposición, un estimulante recorrido por algunas de las obras más "poéticas" de Miró, se ha realizado con obras de la propia colección en un montaje renovado y que incluye algunas "perlas" (como el minimalista Paysage, de 1968, un cuadro totalmente blanco con sólo un punto negro) que habitualmente no se exhiben. Sin embargo, la mayoría se han trasladado desde las salas de la colección permanente aprovechando las obras de mejora de sus instalaciones que se realizarán durante el verano de manera escalonada. "Es una manera de que el público pueda seguir viendo a Miró pero con otra presentación", añadió Malet.

El montaje arranca con una sala dedicada a sus primeras obras de juventud, como el famoso Retrato de una niña (1919) y Ermita de Sant Joan d'Horta (1917). "Es curioso, pero la irrupción de Miró en el mundo cultural catalán fue a través de la poesía", comenta Teresa Montaner, responsable de la presentación, delante de las páginas de las revistas Art Voltàic y Trossos, de 1918, que incluyen ilustraciones del artista junto a poemas de Foix y Salvat-Papasseit. En la vitrina están también los libros que leía (la familia depositó en 2007 la biblioteca particular de Miró en la fundación barcelonesa), en su mayoría clásicos o poetas contemporáneos franceses y catalanes.

Sigue una sala dedicada a su primer periodo parisino, en la década de 1920, durante el que mantuvo contacto especialmente con poetas como Michel Leiris y Georges Limbour y después con el grupo surrealista. Es uno de sus grandes momentos (La botella de vino, El acomodador de music-hall, El guante blanco, La estrella matinal...) que se completa con libros de su biblioteca y dibujos preparatorios de sus obras más conocidas.

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El resto del montaje ya se centra en su relación con Dupin, al que conoció en 1954, con tres salas dedicadas a las obras de los años sesenta y setenta -se exhiben aquí los dos grandes trípticos La celda de un solitario y La esperanza del condenado a muerte- que se puntúan con fragmentos de poemas de Dupin. A él se dedican también dos salas específicas. Una con libros ilustrados de sus poemas por parte de artistas entre los que figuran, además del propio Miró, Tàpies, Giacometti y Masson; y otra centrada en los trabajos en papel de Miró (sobre los que Dupin escribió una monografía) que resultan difíciles de ver debido a su fragilidad. Pocas novedades, pero bueno, una lectura, otra, de la pintura de Miró a través de la poesía de Dupin.

Dos visitantes ante <i>Mujer delante de la luna II</i> (1974), una de las obras de la exposición.
Dos visitantes ante Mujer delante de la luna II (1974), una de las obras de la exposición.EFE

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