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Reportaje:

Las mujeres piden cancha

Una asociación de deportistas reivindica en la calle igualdad en el trato

Más de 400 deportistas llenaron ayer por la mañana los jardines de Méndez Núnez de A Coruña. Era la Primeira Xornada do Deporte Feminino na Rúa, un evento festivo, pero con un punto reivindicativo, también pleno de orgullo, impulsado por Mudega, la primera y única asociación de mujeres deportistas de España. "Hacía falta. Es triste, pero hacía falta", anticipa Teresa Martínez Cancelo, árbitro internacional de hockey sobre patines, y una de las impulsoras del colectivo. "No soy feminista ni pido que nos regalen todo, pero sí quiero igualdad. Tengo compañeros que no quieren pitar conmigo por machismo", denuncia.

"Lo que ocurre es que el deporte está adecuado al hombre", apuntilla Lis Franco. Su padre conformó una de las más célebres delanteras del Deportivo. Lis siguió sus pasos y llegó a ser capitana y delantero centro de la selección española de fútbol femenino. Lo hizo en tiempos no tan lejanos, pero mucho más heroicos que los actuales. "Hemos mejorado, pero nos hemos asociado para que las generaciones venideras no tengan que recorrer el mismo camino que nosotras", explica.

Mudega intenta que no se vea el deporte femenino como de segunda división
Las canastas están demasiado altas y el campo de fútbol se hace muy grande

Galicia tiene 210.000 deportistas federados, 25.000 son mujeres, pero Franco sostiene que nunca se ha sentido deportista al cien por cien. Sabe manejar las palabras porque ha derivado en una magnífica periodista, pero duda cuando se le pregunta por el motivo. "Es una cuestión de piel", zanja. Y subyacen los agravios: "En muchas competiciones la dotación de los premios es menor para nosotras que para los hombres, los horarios para entrenar siempre son los peores y si un club tiene que reducir presupuesto, el primer equipo en el que se recorta es en el femenino", relata Pilar Neira, seleccionadora gallega de fútbol femenino, que en su día se encontró con problemas para que la admitieran en el curso de entrenadores. "Porque era mujer", lamenta.

Acciones como las de ayer sirven para que Mudega se dé a conocer. Su ideario se centra en empapar la sociedad de una lluvia fina para que no perciba el deporte femenino como una suerte de segunda división.

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Miran a las familias porque sienten que no se introduce con la misma pasión en el mundo del deporte a las niñas que a los niños; a las entidades deportivas porque unas no les dan importancia y otras lo hacen al amparon de las golosas subvenciones que empiezan a premiarles por formar equipos de mujeres; a los entrenadores de equipos mixtos, que no exigen a las niñas tanto como a sus compañeros y fomentan así el machismo; a los colegios o a los patrocinadores. También a los medios de comunicación. Un estudio encargado por Mudega determinó que el porcentaje de presencia de la mujer en las informaciones de las páginas de deportes de los periódicos gallegos era sólo del 2,3%.

Falta, en todo caso, una referencia. En tiempos, el Celta femenino llenaba el pabellón de As Travesas y en las gradas se sentaban bastantes hombres que festejaban sus triunfos, pero hoy ninguna mujer acompaña en el olimpo del deporte gallego a David Cal, a Óscar Pereiro, Iván Raña y Javier Gómez Noya, o a los pocos futbolistas autóctonos de Deportivo y Celta.

Marta Domínguez no es gallega, tampoco lo eran Arancha o Conchita. En Mudega lo asumen, pero reclaman sensibilidad. "De la cantidad saldrá la calidad y por eso necesitamos apoyo. El deporte no se debería medir sólo por la fuerza o por llegar a una determinada marca. Dicen que no damos espectáculo, pero igual habría que adaptar la normativa para las mujeres", apuntan. Las canastas están demasiado altas, el campo de fútbol es muy grande -"me gustaría ver si el Barça daría el mismo espectáculo en un campo de 200x100", se pregunta Lis Franco-, pero cualquier adaptación costaría dinero.

Mientras tanto, Mudega sale a la calle. "Buscamos visibilidad. Eventos como el de A Coruña los repetiremos en otras poblaciones gallegas para que la sociedad perciba que existe un deporte femenino a buen nivel y en todas las disciplinas", alerta Pilar Neira. Cuentan con el apoyo de la Administración. El Ayuntamiento de A Coruña colaboró en la organización de las actividades de ayer y la Xunta apadrinó hace un año la puesta en marcha de la asociación. "No queremos matar moscas a cañonazos ni ocupar un lugar irreal, tan sólo el que nos corresponde", reclama Lis Franco, que advierte de que todo el mundo debe ser consciente de su papel: "Las niñas no deben querer ser Iker Casillas porque además no pueden serlo".

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