El PSOE se sacude la depresión

"No culpemos a nuestro electorado por ir o no ir a votar; siempre ha cumplido con nosotros". Esta sentencia del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, con carácter interno, casi pone el broche de cierre al debate abierto en el partido sobre el resultado de las elecciones europeas del 7 de junio. Cierra ese debate pero abre el de las elecciones municipales y autonómicas de 2011, a cuya preparación se pondrán de inmediato tanto el PP (que ya lo ha anunciado) como el PSOE, que lo hará en breve, según la secretaria de Organización, Leire Pajín.

El comentario de Zapatero buscaba desactivar cualquier regodeo en la derrota, tras unos días de desánimo y desasosiego. Una desazón no causada por los parlamentarios que tomaron la palabra "con tono constructivo" en la última reunión del grupo socialista en el Congreso, según José Antonio Alonso, su portavoz, sino por los comentarios anónimos que recorren las filas socialistas.

Zapatero, en privado: "La izquierda europea perdió por incomparecencia"

Al final de una posible espiral de comentarios de desánimo -o de "malestar difuso", como lo definió en tono irónico un parlamentario- ha contribuido decididamente la puesta en circulación de una simulación del resultado del 7-J, que concluye que el PSOE habría ganado las elecciones generales por un punto y medio en el caso de que la participación fuera de al menos el 70%. Era precisamente a este dato a lo que se refería Zapatero, en la reunión interna del miércoles con los eurodiputados socialistas electos, cuando calificó de "muy digno" el resultado obtenido.

Asistentes a la reunión explican que Zapatero, al aludir al agradecimiento que los socialistas dan a los ciudadanos, recordó que, "en momentos difíciles", han estado mayoritariamente con ellos. La traducción de los interlocutores consultados es muy clara: desde que se aprobó la Constitución de 1978, el PSOE ha gobernado 19 años (Felipe González casi 14 y Zapatero ha entrado en su quinto año). Los socialistas concluyen, por tanto, que "los ciudadanos van a votar cuando lo que se juega es muy importante", como el Gobierno de la nación.

El presidente está persuadido de que cuando lleguen las generales el comportamiento del electorado será diferente del de las europeas. Para empezar, irán a votar, algo que no hicieron el domingo casi cinco millones de los ciudadanos que sí eligieron la papeleta del PSOE en 2008.

Ahora bien, ese mismo análisis postelectoral pone de manifiesto que los agujeros negros del PSOE siguen siendo los de las municipales de 2007. Esos comicios los ganó el PP, que perdió las generales un año después. Este dato se recuerda para subrayar que los ciudadanos votan diferente según cada consulta. Ahora bien, el problema sigue estando en las capitales de provincia en las que el PP conserva con fuerza del bastón de mando municipal.

Pajín empezará de inmediato la puesta en marcha de "planes estratégicos" para las ciudades de más de 100.000 habitantes, y, desde luego, para Madrid y Valencia, tanto a nivel municipal como autonómico. El mal resultado de las europeas en ambas plazas es visto con preocupación por Zapatero. Incluso en su entorno se preguntan si alguien cree que los ciudadanos no han ido a votar para castigar a Tomás Gómez y Jorge Alarte, líderes respectivos de Madrid y Valencia. Obviamente, se responden que no, que fue fundamentalmente por la crisis.

Además, en el PSOE se sostiene, como también Zapatero, que la campaña ha ayudado a acortar distancias con el PP. "La campaña nos ha sentado bien", aseguran en el PSOE, cuyo secretario general apoya sin reservas la labor de Pajín y su equipo. Las pegas iniciales al trabajo de ésta se sitúan ya en el contexto de la depresión inicial. Hasta Felipe González, que criticó la campaña "de los socialistas", ha explicado a la secretaria de Organización que su comentario no era hacia el PSOE sino a la estrategia de los socialistas europeos, que han salido mucho peor parados que los españoles. A este respecto, Zapatero añade en privado: "La izquierda europea ha perdido por incomparecencia en el combate".