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Entrevista:ALMUERZO CON... GUY LAFOREST

"No soy el culpable del 'plan Ibarretxe"

El periodista ha terminado la menestra de verduras -muy buena, rebozada, como la que preparaban nuestras madres-, pero la suya está intacta. Hay un camarero que va y viene, desesperado, sin comprender cómo se puede arruinar semejante plato por la verborrea política del "federalismo-soberanismo", "conflicto de identidades complejas" y cosas así. Lanza a nuestra mesa tales miradas de desaprobación que, por momentos, parece que va a arrancarse ante este extranjero apuesto y charlatán con un "¡déjese de chorradas, alma de Dios, y cómase la menestra!". Ocurre que nuestro invitado no es de buen comer. Su pasión por la dialéctica está tan por encima de los placeres gastronómicos, que incluso la exquisita merluza con chipirones sigue la suerte fatal del plato precedente; una pena teniendo en cuenta que, en estos tiempos de cocina conceptual, se trataba de impresionarle con la cocina vasca tradicional.

El profesor de Quebec no tiene rival en patriotismos múltiples

No sufran por él. A sus 54 años, Guy Laforest, el ex presidente del partido nacionalista Acción Democrática de Quebec (ADQ), lleva perfectamente sobre sus hombros el título de padre feliz de tres hijos, la condición de deportista practicante y la solvencia profesional y holgura económica que corresponden a un profesor universitario canadiense; perdón: quebequés. A esos atributos, este especialista en los "nacionalismos sin Estado", añade estos días la pátina lustrosa de un bronceado de seis meses sabáticos en Barcelona y un aspecto anímico tan saludable y amistoso que da gusto verle. "Aquí, me siento como pez en el agua porque tengo a mi disposición el material político y académico que necesito para mis trabajos", dice en un español más que bueno.

Su trabajo ahora es el estudio de la España autonómica, modelo en el que ya descubrió aspectos provechosos durante un viaje anterior, cuando vino a Euskadi para intentar saciar el apasionado interés del nacionalismo vasco en el soberanismo de Quebec. "Así que usted es uno de los culpables del plan Ibarretxe", le suelto a bote pronto, con manifiesto ánimo provocador. Aunque la broma es inequívoca, nuestro profesor de Ciencias Políticas quiere explicarse: "No soy responsable de ese proyecto. En enero de 2007, estuve en un think tank (laboratorio de ideas) con Ibarretxe de oyente, pero no soy partidario de interpretar las experiencias de forma mecánica. En sociedades complejas de patriotismos múltiples, la regla de oro de un intelectual es antes de nada criticar el nacionalismo propio", subraya.

Liberado de su compromiso militante -"dejé la política porque quería seguir durmiendo sin mala conciencia"-, no tiene empacho en descalificar a aquellos de sus correligionarios que proclaman que "el futuro está escrito" y no contemplan más acuerdo que el destinado a reforzar su hegemonía. "El proyecto soberanista de Quebec no volverá a activarse antes de 20 años, a causa de nuestra derrota en el referendo de 1995", vaticina. Quiere conocer la opinión del periodista. Le digo que puesto a situarme fuera de campo, los nacionalistas que me gustan son los tipos como él. Agradece el cumplido con un gesto fraternal y entonces cae en la cuenta de que tiene un flan esperándole. Empieza a mordisquearlo, sin pasión, bajo la mirada displicente del camarero. Está claro que, a sus efectos, lo considera un caso perdido.

Laforest no se rinde a la cocina vasca. Prefiere hablar.
Laforest no se rinde a la cocina vasca. Prefiere hablar.LUIS ALBERTO GARCÍA

Kirol. Bilbao

- Dos menestras: 28 euros.

- Dos merluzas con chipirones: 60.

- Una torrija y un flan: 8.

- Vino, agua y dos cafés: 28.

Total con IVA: 132,68 euros.

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